Título
original: Last night.. Dirección: Massy
Tadjedin. País: USA. Año: 2010. Duración: 90 min. Género:
Drama.
Guión: Dana Idisis. Fotografía: Peter Deming. Música: Clint Mansell. Montaje: Susan E. Morse. Diseño de producción: Tim Grimes. Vestuario: Ann Roth. Producción: Christophe Riandee, Massy
Tadjedin, Nick Wechsler.
Fecha del estreno: 23 Junio 2011 (España)
Reparto: Keira Knightley (Joanna),
Sam Worthington (Michael), Eva Mendes (Laura), Guillaume Canet (Alex), Griffin
Dunne (Truman).
Sinopsis:
Relato de amor, traición
y celos. Un matrimonio de Nueva York tiene que separarse, durante una noche,
por causa de un viaje de negocios que el marido debe realizar con una atractiva
compañera de trabajo. Mientras tanto, su esposa se reencuentra con Alex, un
antiguo amor.
Comentarios:
¿El adulterio es un
aparente resbalón que lo que en realidad está indicando es que algo huele a
podrido en Dinamarca, o simplemente una consecuencia lógica de la impostura de
la vida en pareja hasta-que-la-muerte-nos-separe? ¿La tentación es algo
genético? ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes del adulterio de
pensamiento y del de obra? No son pocos los literatos y cineastas, de todo tipo
y condición, que se han hecho las mismas preguntas (quizá porque cada día a
unas cuantas personas se les cruza tal pensamiento), así que la estadounidense
de origen iraní Massy Tadjedin es únicamente la última de una larga lista.
En Solo una noche, la directora debutante demuestra no solo elegancia
en la forma sino, mucho más importante, madurez en el fondo para, elucubrando
sobre su generación, la treintañe-ra instalada en la solvencia económica, no
llegar a conclusión alguna (¿alguien las sabe?), pero abrir el debate pospelícula
con distinción, ideas, conocimiento y (des)esperanza, según se mire por parte
de cada espectador.
En un marco temporal muy
medido (apenas una noche), y armada de una luz casi tenebrista muy adecuada a
la temática, Tadjedin, también escritora, coloca ante la tentación a sus
personajes, un matrimonio estable, calmoso, rutinario, pacífico, agradable, sin
fuego ni hielo (es decir, como muchos): un viaje de trabajo de él, un
reencuentro con el pasado de ella, narrados en paralelo, con bonitos detalles
de montaje, cercanos a los recortes aleatorios utilizados por Nicolas Roeg para
variar el tono de las secuencias en trabajos como Amenaza en la sombra.
Película de miradas, de
sonrisas encendidas y de silencios cómplices, Solo una noche juega, naturalmente, la carta de la identificación
del espectador con los personajes, y a fe que lo consigue. Aquí no hay buenos
ni malos. Solo la tentación, que siempre aparece para quien quiera palparla o
dejarla seguir su camino. Una situación a la que Tadjedin ha añadido una
especie de voz de la conciencia, de Pepito Grillo particular, en la irónica
figura que interpreta Griffin Dunne, que viene a decirnos que aunque (casi)
nunca se pueda luchar contra años de experiencias, de sufrimientos y regocijos,
de cicatrices y de solidez, el flirteo y la necesidad de adulación son
consustanciales a las personas. De hecho hay gente que vive de ellos.
Sin embargo, como ya nos
explicó el Stanley Kubrick de Eyes wide
shut, a veces pensar en el adulterio es mucho más peligroso que cometerlo,
porque la práctica puede llevar al arrepentimiento sincero y el deseo no
culminado quedar enquistado para siempre. Así que ya solo queda ir al cine. En
pareja o en adulterio. Y luego a discutir. O a fornicar. Como pareja o como
adúlteros. (Javier Ocaña)
Recomendada.
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