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lunes, 20 de noviembre de 2023

La serie “Fatty y Mabel”

 

Mabel Normand y Roscoe Arbuckle (conocido popularmente como Fatty) eran a mediados de los años 10 dos de los cómicos más célebres del cine americano. Ambos se habían convertido en estrellas en la Keystone, el estudio más importante de comedias slapstick del cual saldrían otros grandes cómicos como Charles Chaplin. Mack Sennett, el jefe del estudio, era perfectamente consciente de que ambos tenían más talento que la mayoría del resto de artistas, y por ello decidió emparejarlos en una serie de cortometrajes. Ambos funcionaron muy bien como pareja cómica, pero además su serie de cortos coincidió con una época de evolución muy interesante en la Keystone. Los cortometrajes de la serie «Fatty y Mabel», no solo nos permiten disfrutar de las dotes cómicas de ambos, sino comprobar la evolución de los dos cómicos en un espacio de tiempo de solo dos años.

 

En sus primeras colaboraciones como pareja protagonista, los cortos de Normand y Arbuckle no se diferenciaban en exceso del producto medio Keystone más allá de la comicidad de sus protagonistas: Fatty and Mabel’s Simple Life (1915), Fatty and Mabel at the San Diego Exposition (1915) -un clásico de la Keystone: escoger un escenario real, llevar ahí a un par de actores e improvisar escenas cómicas sobre la marcha-, Wished on Mabel (1915) o Mabel, Fatty and the Law (1915). Cabe resaltar como primer hecho significativo que en la mayoría de ellos ya se utiliza el nombre de ambos en el título, una forma de enfatizar la intención del estudio de unirlos como pareja artística. Más allá de eso, sus personajes son los clásicos cómicos de maneras algo infantiles y exageradas que se mueven en las típicas situaciones de enredo (robos, coqueteos más allá de lo permitido, posibles adulterios, etc.).

 


De esta primera serie de cortos hay dos que destacan con luz propia. El primero es Mabel and Fatty’s Wash Day (1915) que se inicia con un retrato de las infelices vidas matrimoniales que sufren cada uno de ellos por separado. En un día de colada, Fatty y Mabel, que viven puerta con puerta, se conocen y simpatizan, pero deben volver a su aburrida vida conyugal. La segunda parte del film es más convencional (Fatty y Mabel se reencuentran en el parque y se sucede la clásica confusión relacionada con el supuesto robo de un bolso), pero esos pequeños instantes de la primera mitad ya demuestran la química que había entre ambos actores y su capacidad para despertar simpatía, aunque en este caso fuera en momentos puntuales

 

Mabel and Fatty’s Wash Day 


Mucho mejor aún es Mabel and Fatty’s Married Life (1915) el gran precedente de los dos maravillosos cortos que filmarían el año siguiente. Aquí ambos encarnan a un acomodado matrimonio burgués que tiene un encontronazo con un músico callejero que jura vengarse. Cuando Fatty deja a su mujer en casa para irse a trabajar, ésta temerá que el músico vuelva a casa a resarcirse. El film es una clara parodia de las películas de rescate al último momento de David W. Griffith como The Girl and her Trust (1910), pero más allá de eso resulta muy clarificador comparar su estilo con el de los films precedentes: Fatty y Mabel parecen más que nunca personas de carne y hueso (con comportamiento cómico, claro, pero no infantil), no hay ningún gag delirante ni siquiera cuando aparecen los Keystone Kops y la resolución del conflicto es limpia y sencilla. El plano final en que Fatty y Mabel se sientan juntos y sonríen ante lo sucedido muestra una ternura absolutamente insólita en una producción Keystone, o al menos hasta ese momento. Porque el año

 

Mabel and Fatty’s Married Life


Antes de pasar a comentar las dos grandes películas del ciclo Fatty y Mabel convendría detenerse brevemente en la formación de la Triangle Film Corporation. En 1915, el cine estaba ganando una batalla largamente iniciada para alcanzar su ansiada respetabilidad. El público burgués empezaba a aceptar cada vez más la idea del cine como un entretenimiento de calidad al que podrían llevar a sus mujeres sin tener que fruncir el ceño ante lo que vieran en pantalla. En ese contexto, los tres cineastas americanos más importantes de ese momento decidieron unir sus fuerzas en la Triangle Film Corporation. Se trataban de David W. Griffith, Thomas Ince y Mack Sennett. De los tres el único que no tenía ganada ya la respetabilidad de antemano era Sennett  -quien a cambio fue el que produjo más obras rentables en su periplo en Triangle, bonita paradoja, ¿verdad? Sus alocadas comedias contrastaban al lado de las películas serias de Ince y Griffith, pero pronto le pondría remedio.

 

Triangle Film Corporation

En paralelo, Mabel Normand ya proclamaba en 1915 en entrevistas y artículos de prensa sus deseos de hacer otro tipo de comedia o, yendo aún más lejos, la necesidad de la propia comedia cinematográfica de evolucionar hacia otro estilo en que se diera más importancia a las tramas. La señorita Normand no era ajena a esta deriva respetable hacia la que se dirigía el cine y ella quería sumarse a ese cambio. Arbuckle, que era el director de esta serie de comedias con Normand, también demostraría unas inquietudes similares. Si sumamos la unión de Sennett a Triangle, las ansias de Normand por dejar atrás la comedia slapstick más básica y el hecho de que Arbuckle era uno de los mejores cómicos del momento, podremos entender que en 1916 el dúo se desmarcara con dos pequeñas joyas de la comedia primitiva cinematográfica.

 

La primera es He Did and He Didn’t (1916) que supone un cambio increíble respecto a los films que hemos visto anteriormente. De hecho, se podría decir incluso que aquí el dúo ha abandonado el género del slapstick a favor de la conocida como genteel comedy (comedias amables menos alocadas que las de Mack Sennett). Ambos encarnan a un matrimonio burgués que tienen un malentendido respecto a la visita de un ex-profesor de Mabel del que Fatty está celoso.

 

En este film Arbuckle y Mabel Normand están demasiado serios. Apenas hay margen para que Fatty nos deleite con algún gag propio y al final el único que se lleva las risas es el colaborador habitual Al St. John (sobrino de Arbuckle) encarnando al ladrón. El último tramo de hecho es inusitadamente serio: Fatty amenazando con una pistola al profesor y luego gravemente herido por un disparo de Mabel. ¿No se suponía que en estas comedias a uno podían dispararle o explotarle una bomba y simplemente se hacía mucho daño? Cabe decir a favor de Arbuckle que consigue parecer convincente, y que el plano en que apunta al profesor con el arma resulta realmente amenazador. Compárenlo con el payaso alocado de los films anteriores.

 

Pocas muestras puede haber más claras de las intenciones que tenían Normand, Arbuckle y Sennett que el contraste entre los films rodados hacía solo un año y He Did and He Didn’t. Parecen pecar de querer legitimarse demasiado renunciando casi por completo al slapstick. Por ello creo que su obra mejor conseguida fue la siguiente: Fatty y Mabel a la Deriva (1916).

 


Ésta es sin duda la mejor de todas las películas del ciclo, consiguiendo inspirar ternura y humor. El prólogo es especialmente encantador, con las caras de Fatty y Mabel envueltas en unos corazones que se acaban uniendo mediante Cupido, una declaración de intenciones sobre el tono de la película. La primera parte en la granja es la más puramente slapstick de todas, con Fatty y Mabel teniendo aún dejes de comportamiento infantiles mientras se enfrentan a un Al St. John especialmente insufrible como clown antagonista.

 

Pero una vez se casan el film cambia por completo de tono: es como si con la boda los personajes también maduraran a su vez. La estampa de Fatty pescando al atardecer junto a su fiel perro nos da una visión totalmente distinta del personaje respecto al grandullón bobalicón que vimos antes. Hay más tarde otro plano realmente hermoso en que Mabel está dormida y la sombra de Fatty se inclina sobre ella como si le estuviera dando un beso de buenas noches. Resultaría casi contraproducente en una comedia slapstick si no estuviera realizado con tanto evidente cariño hacia los personajes. Por otro lado, la escena de la comida en que éste se come el panecillo duro como una piedra cocinado por Mabel para no herir sus sentimientos es un tipo de gag que luego se emplearía mucho en comedias de tono más amable (por ejemplo en El mimado de la abuelita de Harold Lloyd), y que solo tiene sentido si los personajes resultan creíbles: únicamente si realmente Mabel parece humana y vulnerable podría funcionar este tipo de gag. Por ello en cortos tan alocados como los anteriores no sería tan eficaz.

 

A cambio, su rival, Al St. John, parece un resquicio del pasado más slapstick de los personajes al seguir con su comportamiento exagerado y caricaturesco. Las escenas de la vida hogareña de Fatty y Mabel contrastan muy claramente en tono con las de Al St. John, como si la tensión entre ellos fuera a su vez una rivalidad entre el estilo antiguo de slapstick más pasado de rosca y el nuevo tipo de comedia humana que representa la pareja. En consecuencia, St. John acaba con esa idílica estampa hogareña conduciendo a Fatty y Mabel de nuevo hacia un conflicto absurdo que parece sacado de una vieja trama de slapstick (moviendo su casa al mar), que a su vez deriva en uno de los grandes tópicos del género: la alocada escena de rescate al último momento.

 

Lo que hace de Fatty y Mabel a la Deriva el cierre perfecto de este ciclo es la forma como logra convertir a su pareja protagonista en dos personajes creíbles y humanos sin renunciar por otro lado al elemento slapstick. Este film es por tanto un precedente de un problema que preocuparía a los grandes del género solo unos años después: como seguir usando humor slapstick pero humanizando a los personajes. La forma que encontraron aquí de conjugar ambos mundos fue a partir de la oposición. Más adelante gente como Chaplin o Harold Lloyd lograrían hallar la forma de combinarlo del todo, pero hasta que eso llegara Fatty y Mabel a la Deriva fue uno de los grandes hitos del género. (Guillermo Triguero)



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