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jueves, 23 de noviembre de 2023

Ben Turpin (1869-1940)

 

Su verdadero nombre era Bernhard Turpin o Bernard Turpin. Nació en Nueva Orleáns, Luisiana, siendo su padre un vendedor de caramelos. Su fecha de nacimiento aceptada es el 19 de septiembre de 1869, aunque se han usado otras fechas en diferentes momentos en el material publicitario de Hollywood.

 

Trabajó en el vodevil, en el género burlesco y en el circo. Desarrolló un vigoroso estilo de comedia física, incluyendo una gran habilidad para representar caídas cómicas que incluso impresionaban a sus compañeros de trabajo.

 

Ben Turpin es uno de los cómicos más icónicos del cine slapstick por un rasgo físico muy concreto que salta a primera vista: sus ojos bizcos. No obstante, uno se formula inevitablemente la pregunta: ¿era Ben Turpin bizco de verdad o formaba parte del papel?

 

Indagando un poco hemos descubierto que en realidad no nació bizco, y de hecho se puede verificar con algunas de las pocas fotografías que existen de él de joven. Resulta pues innegable que la bizquera de Turpin surgió como un recurso humorístico que le distinguiera de otros actores cómicos. Pero entonces, ¿por qué no existen fotografías de él de su época como actor de slapstick sin bizquear? Incluso Buster Keaton, que cuando veía una cámara se quedaba serio para mantenerse en su personaje en todo momento, tiene algunas imágenes en que se le ve riendo, después de todo no es posible mantenerse siempre en personaje o evitar que te hagan una fotografía relajado en el ámbito personal.

 


Según la leyenda, Turpin se quedó bizco en su época en el vodevil de tanto bizquear sobre el escenario para interpretar su personaje cómico, y sencillamente un día se despertó con un ojo bizco. “Mis ojos eran normales cuando empecé, no tenía tan mal aspecto. Pero tanto practicar y actuar como Happy Hooligan bizqueando para el papel los dejaron así. Una mañana me levanté y me miré en el espejo. ¡Mi ojo derecho estaba bizco y yo no lo estaba bizqueando a propósito! Lo froté con mis ojos, pensaba que lo podría devolver a su sitio, pero no funcionó. (…) No sabía qué hacer, así que simplemente lo dejé así. (…) Al principio lloré. Pero me recompuse rápido y pensé que quizá había algo de verdad en esa frase de «es mejor así». No me preocupé mucho aunque pensé bastante en ello”.

 

Obviamente solo Turpin sabe si eso es cierto o fue una historia que se inventó, pero conviene recordar que se pasó muchos años interpretando a ese personaje bizco en el escenario unas dos veces al día durante 10 o 15 minutos por actuación. Lo que sí es verdad es que pronto descubrió que podía solucionar esa bizquera con una operación relativamente sencilla, pero jamás lo hizo. ¿Por qué? Pues porque eventualmente esos ojos bizcos se convirtieron en su marca personal y la clave de su éxito. Tal es así que los aseguró por 25.000 dólares por si acaso un día volvían a estar normales. Esto puede que fuera otro truco publicitario de la época, pero es innegable que este defecto físico acabó convirtiéndose para Ben Turpin en su pasaporte para la fama y la fortuna después de tantos años trabajando duro en el mundo del vodevil.

 


Ben Turpin apareció por primera vez en el cine en 1907, en varias pequeñas piezas cómicas a cargo de los estudios Essanay, en Chicago; además de aparecer en estos cortos, Turpin trabajó como conserje para Essanay. En 1912 era una personalidad de la pantalla muy conocida, concediendo entrevistas y escribiendo artículos para las nuevas revistas de aficionados. Turpin se encontraba en la compañía de Mack Sennett en el momento de la llegada de Charles Chaplin a la misma a finales de 1913. El choque de las dos personalidades finalizó con la retirada de Turpin de la compañía, tras la cual empezó a aparecer en papeles de mayor entidad, y en sátiras que se crearon para su carácter único.

 


En 1917 Turpin volvió al estudio de Mack Sennett como una estrella. Durante los años veinte sus papeles parodiaban a los actores y celebridades de la época y Turpin se convirtió en uno de los más populares actores cómicos del cine. Encantado con su éxito, se presentaba a sí mismo con la frase "Soy Ben Turpin y ganó tres mil dólares a la semana." Uno de sus gags más conocidos era una caída hacia atrás que llamó la "108".

 

Turpin se retiró en 1924 para poder cuidar a su esposa. Había invertido con éxito en bienes inmuebles, por lo que no tenía necesidad financiera para seguir trabajando. Hacia 1926, sin embargo, y tras la muerte de su esposa, apareció de nuevo en pequeños papeles cómicos. Llegó incluso a trabajar en la época del cine sonoro; su último papel tuvo lugar en la película de Laurel y Hardy Saps at Sea, en 1940. Falleció en 1940 y fue enterrado en Forest Lawn Memorial Park en Glendale, California.

 


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