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martes, 5 de septiembre de 2023

The Lost King (Stephen Frears, 2022)

 

Título original: The Lost King. Dirección: Stephen Frears. País: Reino Unido. Año: 2022. Duración: 108 min. Género: Drama.

Guión: Steve Coogan, Jeff Pope. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Zac Nicholson. Producción: BBC Film, Baby Cow Productions, Pathé, Ingenious Media.

Nominada a Mejor Interpretación Protagonista (Sally Hawkins) en los British Independent Film Awards (BIFA 2022).

Fecha del estreno: 5 Mayo 2023 (España).

 

Reparto: Sally Hawkins (Philippa Langley), Shonagh Price (Kelly), Helen Katamba (Awusi), Lewis Macleod (Tony), Jenny Douglas (Kirsty).

 

Sinopsis:

En 2012, después de haber estado más de 500 años perdidos, los restos de Ricardo III de Inglaterra fueron descubiertos bajo un parking de Leicester. Pese a la incomprensión de su familia y al escepticismo de los expertos, los esfuerzos de la historiadora amateur Philippa Langley dieron sus frutos.

 

Comentarios: 

Montones de películas parecen estar cocinadas con los ingredientes de los cuentos de hadas: apariciones mágicas; pálpitos del corazón; el triunfo de la constancia sobre la adversidad; la superación de las barreras sociales y políticas por medio de la verdad, la naturalidad y la autenticidad; la grandeza de la nobleza y la dignidad frente al arribismo; la presencia de un hada que encauza el camino hacia la gloria.

Lo que ya no es tan habitual es que las historias reales posean tales características. Y la que envuelve The Lost King, pura verdad revelada apenas anteayer, es un hermoso cuento de hadas acaecido hace unos años, en 2013, en la fea ciudad británica de Leicester, alrededor de un aún más horrendo aparcamiento municipal. Allí, alejado de la pompa y la circunstancia inglesas, yacía el cuerpo del mítico rey Ricardo III. Un descubrimiento guiado por una mujer del montón a la que nadie hizo caso durante un tiempo, autodidacta de la Historia, sin más formación académica que sus lecturas y su intuición, que amparada por “una corazonada” parecía haber sido conducida hasta allí por el mismísimo espíritu del monarca, inmortalizado por la obra teatral de William Shakespeare, y convertido en el arquetipo del conspirador político y criminal: deformado físicamente, capaz de cualquier cosa por alcanzar y conservar su poder.

Con todo ello, y con todas las esencialidades expuestas en el primer párrafo de este texto crítico, el actor y escritor Steve Coogan —junto a Jeff Pope— ha compuesto un guion basado en esos hechos reales que tiene mucho de fábula contemporánea, de leyenda artúrica con un don nadie sacando la espada de la piedra ante la estupefacción de los poderosos; de Cenicienta masacrada por una sociedad de entendidos, burócratas, interesados y aprovechados, que no tienen más remedio que claudicar ante el brillo de una mujer iluminada. Con buen criterio, el viejo zorro que es Stephen Frears, más de 50 años haciendo cine, con obras maestras, atrevimientos, singularidades, películas menores, mayores y mediopensionistas, pero siempre con un poder como narrador de auténtico clásico del cine, ha visualizado The Lost King sin una gota de fanfarria ni de fulgor. Una película a pie de calle, ambientada en interiores cotidianos —reuniones de despacho, conversaciones de pub, desayunos en el hogar—, que en realidad esconde un extraordinario relato sobre la ilusión, el ímpetu y la conmoción. Una insólita página de la historia reciente del Reino Unido en la que, cómo no, Ricardo III en persona también hace acto de aparición para guiar a la heroína y para defenderse de la injusticia y el talento shakesperianos: ni feo ni jorobado ni criminal.

Frears, que comenzó su carrera ilustrando para la televisión las maravillosas historias de los escritores Alan Bennett y Tom Stoppard, con una fase de radicalismo social y cultural (Mi hermosa lavandería, Sammy y Rosie se lo montan, Ábrete de orejas), varios periodos de lujo con títulos formidables (Las amistades peligrosas, Los timadores, Alta fidelidad, La reina…), y sin olvidar nunca sus raíces sociales (La camioneta, Café irlandés, Liam…), ha dirigido una película de apariencia sencilla contada con la convicción de los grandes narradores. Un drama sociopolítico de tintes universitarios, en el que las conversaciones mágicas entre el rey Ricardo y la gloriosa y discreta Philippa Langley, interpretada por Sally Hawkins con esa fortaleza tan suya, disfrazada de debilidad y titubeo, tienen mucho de comedia de Woody Allen, de cotidianidad palpable con el estilo de Sueños de seductor. Sin aspaviento alguno de fantasía visual.

Frente al descreimiento, al corporativismo universitario y a las luchas de poder, una mujer enferma y ninguneada estaba convencida de poder extraer de la roca la espada Excálibur. Poco la creyeron. Y allí, en un espantoso aparcamiento, yacía el mito: un monarca necesitado de una rehabilitación histórica. (Javier Ocaña)

Recomendada.




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