Páginas

viernes, 21 de abril de 2023

Arrebato: Película maldita del cine español

 



Sinopsis: José Sirgado vuelve a su casa después de terminar el montaje de su última película, de tema vampírico, para encontrar a Ana, su antigua novia y protagonista de sus películas, y un misterioso paquete que habían dejado ese mismo día. Hacía tiempo que no veía a Ana y un tanto más que no sabía nada del remitente de aquel envío, Pedro , un primo de una amiga al que José conoció un día en la finca donde vivía con su tía Carmen. La extraña trayectoria vital de Pedro, reflejada en la película y la grabación que integra el paquete, arrastrarán a José a un punto límite.

Ficha técnica: Guion y dirección: Iván Zulueta. Productor: Nicolás Astiárraga. Productor ejecutivo: Augusto M. Torres. Director de producción: Miguel Ángel Bermejo. Director de fotografía: Ángel Luis Fernández. Montaje: José Luis Peláez. Sonido: Miguel Ángel Polo. Vestuario y Maquillaje: José Alberto Urbieta. Música: Negativo e Iván Zulueta. Duración: 105 minutos. Estrenada en el Cine Azul (Madrid) el 9 de junio de 1980.

Reparto: Eusebio Poncela (José Sirgado), Cecilia Roth (Ana Turner), Will More (Pedro), Marta Fernández Muro (Marta), Helena Fernán-Gómez (Gloria), Carmen Giralt (Carmen), Antonio Gasset (Montador), Luis Ciges (Portero).


    • "Cine que queda (...) Es ‘Arrebato’ un instante oscuro del pesimismo. Es cine intrincado, insondable en algún punto de su torcido y tumultuoso recorrido. Y es, sobre todo, cine en carne viva, turbador, doloroso y elevado". Ángel Fernández Santos: Diario El País.

    • "Nadie ni nada saldrá indemne de la experiencia más arriesgada y extrema que ha visto el cine español. La pantalla se quiebra, se deshace en un relato alucinado, inestable, vertiginoso y, pese a ello, sin fisuras. Fábula sin moraleja". Luis Martínez: Diario El País.


Tras el moderado éxito del cortometraje 'Leo es pardo' (1976) en el Festival de Berlín, Iván Zulueta escribió un guion titulado 'Arrebato', que relata la experiencia de un cineasta que se filma mientras duerme. En un principio Iván tuvo la intención de hacer otro más de sus Super 8, cortometrajes en que Zulueta hacía de todo: decorados, fotografía, dirección, montaje, etc. Pero vio mayores posibilidades a esa historia y comentó al productor de sus últimos trabajos, Augusto Martínez Torres, la posibilidad de hacer un largometraje a partir de aquel argumento. Así Zulueta comenzó a desarrollar nuevas situaciones, crear nuevos personajes y enriquecer la trama original. Tras entablar conversaciones con varias personas dispuestas a financiar aquel proyecto apareció definitivamente Nicolás Astiárraga, un arquitecto leonés muy interesado en el cine. Tras ver los trabajos anteriores del director y conversar sobre el guion que tenía entre manos se puso en marcha la preproducción de 'Arrebato', el segundo largometraje de Iván Zulueta. Su primer largometraje había sido “Un, dos, tres… al escondite inglés”, estrenada en 1969, tratándose de una peculiar comedia musical.

Como indica su propio título, Arrebato es una película sobre el arrebato, el éxtasis y su búsqueda. Sus protagonistas son tres: José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de cine en crisis; Ana (Cecilia Roth) es su ex-novia, "muchacha un tanto excesiva, capaz de colgarse de cualquier cosa en quince días" que regresa a la vida del director; y Pedro (Will More), un extraño personaje, de "27 años pero con una edad mental de 12", como lo define en una secuencia del film su prima Marta, que vive la vida a través de las filmaciones de la casa y la naturaleza que la rodea en Super-8, sin salir del recinto de la casa de campo en que vive aislado.

Arrebato comienza con una cinta de Super-8 que Pedro, antes de que acontezca su “desaparición” deseada,  deja en su domicilio, para que su  amigo José Sirgado pase a recogerla y confirme  sus sospechas. Acompañando a esa cinta hay una cassette en la que Pedro le explica a su amigo el porqué de su encargo. La susurrante voz grabada en esta cinta es la que irá hilvanando, en off, toda la película de Arrebato. Esta sería en esencia la sinopsis, pero además la película es sobresaliente en muchos otros aspectos.

Arrebato es metacine, es decir, cine dentro del cine. Comienza con Pedro manipulando una cinta cinematográfica, continua con el montaje de una película (como no podía ser de otra manera de vampiros), continua en las secuencias posteriores con José recorriendo con la vista carteles anunciadores de famosas películas…En ella hay una reflexión sobre el poder fascinador del cine; sobre la mirada, desde dentro o desde fuera; sobre el tempo y la esencia misma del arte cinematográfico; sobre la posibilidad de la eternidad, al menos sobre el celuloide, de los actores; y sobre el paso de un lado del espejo al otro. Se puede ver en este film una singularísima propuesta de eternidad, anclada al arte cinematográfico. Pero de alguna manera conseguida, pues con esta película su director Zulueta consigue sin duda la perduración de su recuerdo.

Arrebato es también una película de "vampiros". Se podría tildar de una de las más originales películas que beben del mito vampírico jamás filmadas. Los tres protagonistas son de una manera u otra vampirizados. Ana está enganchada a la heroína y en general a cualquier otro polvito (directa simbología del acto sexual). Para poder funcionar necesita meterse. En su adicción acaba arrastrando a su recuperado novio, José Sirgado. Éste es adicto al cine, a las imágenes; y también a las drogas, que pueden conducir al arrebato. Pero también es irresistiblemente atraído por el tercer personaje: el enigmático Pedro. Este es el ejemplo más claro de este fenómeno de vampirización: gracias a su encuentro con José consigue salir de su encierro en una finca en la sierra y empezar a viajar y conocer mundo, y a grabarlo en imágenes, hasta que también acaba harto de él, recluido de nuevo, esta vez en un piso en Madrid, donde es su propia cámara, de una manera inquietante y autónoma, la que lo graba a él mientras duerme. Desde el momento en que hace este descubrimiento su vida se convertirá en una rutina similar a la de un yonqui: cada día baja a una tienda de fotografía para adquirir su nueva dosis, en forma de películas que han sido reveladas y que contienen imágenes de su propia vida, y que Pedro se chuta visionándolas en una pantalla. Cierto día, tal y como cuenta en la cassette que ha grabado, descubre un perturbador fotograma rojo, del color de la sangre que algo o alguien parece estar chupándole. Es en ese momento en que empieza a quedarnos claro a los espectadores, que la cámara ha mutado en un inquietante vampiro, capaz de apoderarse (pero también inmortalizar) a quien la contempla. Poco a poco, en sucesivas cintas, el rojo del fotograma se va extendiendo a otros fotogramas, como una enfermedad que lenta pero inexorablemente va extendiendo su dominio, dirigiéndose de una manera previsible hacia el final que ya conocemos. José acudirá finalmente al llamado de su amigo Pedro, a su domicilio, sumergiéndose así en el vertiginoso juego de éste, siendo también vampirizado por el Pedro de las películas de Super-8 hasta convertirse en él mismo. Destacar la escena en que José, a la vez aterrado y deseoso, se deja vampirizar por la cámara, en una excelente actuación de Eusebio Poncela.


José Sirgado (Eusebio Poncela), en instante de ser “vampirizado”

Una de las grandes pasiones cinematográficas de Iván Zulueta era el género de terror. Con 'Arrebato' cumplió uno de sus sueños, realizar un filme de vampiros. Pero no una historia al uso como la de 'Drácula' (su gran mito), sino llevando a su terreno los elementos sensoriales, espirituales y discursivos de estas películas. En 'Arrebato' el proceso de vampirización, no se realiza mediante la mordedura en el cuello de no-muertos de largos colmillos, son la cámara de Súper 8 y la propia heroína que se inyectan. La cámara congela sus vidas (las de José y Pedro) en los fotogramas de las películas, haciéndoles trascender y eternizarse en la emulsión. Pero tampoco esa cámara-vampiro es ajena a la crueldad, como comprobamos en los planos en que devora y hace desaparecer a la prima de Pedro, sin concederle la inmortalidad. Arrebato es una película de terror sobre un director que hace películas de serie B de terror. La estética de las imágenes es la propia del género, con unos sonidos desasosegantes (como el ruido blanco del televisor cuando ha perdido la señal o el graznido que anuncia la aparición de Pedro) y una banda sonora perturbadora, donde no falta una melodía infantil y repetitiva. Y también aparece la sangre, imprescindible en toda película vampírica, representada por el angustioso fotograma rojo. Destacar también el sonido desasosegante de la ambulancia, presente al inicio y en diferentes planos del film.


La cámara filmando, protagonista nuclear de la película

Arrebato es también una película sobre la droga y su poder seductor, capaz de producir momentos de éxtasis supremo (ojo, "si te pasas no vale"). Su director, Iván Zulueta, sabe de lo que habla, pues Arrebato es también una película muy autobiográfica. Durante el rodaje de la película Zulueta era consumidor de heroína, adicción que habría acarrearle múltiples y severos problemas en el resto de su vida. Tal vez, el final de Arrebato es el final de Zulueta como autor, pues ya no volvería a rodar películas, salvo alguna ocasional colaboración para la televisión, y que no han despertado mayor recuerdo. Esto es también el origen de un “mito” cinematográfico, el de que el propio director, Zulueta, también fue engullido o devorado por esta película, casi “desapareciendo” tras ella.

Arrebato es una película hecha con pocos medios, y sin embargo con singular creatividad e ideas. Una de esas rara avis donde un proyecto inicial acaba superando a su autor y termina por convertirse en otra cosa, en algo que ni él mismo había calculado. Hasta las adversidades terminaron por convertirse en aliados de la cinta. Lo dice el propio Zulueta, aunque finalmente acabaría siendo fagocitado por ella, sin ningún largometraje posterior.

Arrebato contiene el espíritu que habría de contagiar, al menos en parte, al cine inmediatamente posterior, el de la Movida Madrileña de los 80, especialmente a las primeras películas de Pedro Almodóvar. Además, la voz impostada de Almodóvar hace el doblaje de uno de los personajes secundarios, el interpretado por Helena Fernán Gómez, hija de Fernando Fernán Gómez, en el papel de Gloria, la extraña e incluso perversa amiga ocasional de Pedro, al que este acompaña en una extraña e inquietante secuencia del film. Pero hay otros actores interesantes: el presentador de Días de Cine, Antonio Gasset, curioso en su personaje de montador del director José Sirgado, el eternamente secundario Luis Ciges, Marta Fernández Muro y Carmen Giralt, que hace de la tía que diserta sobre la naturaleza del cine y que ansía en convertirse ella misma en actriz, y ello mientras no cesa de hacer punto. También señalar que Mari Carmen, la hermana melliza de Will More, tuvo relación sentimental con Antonio Vega, uno de los más afamados cantantes de esta Movida madrileña. Incluso se especula que su conocida canción “Chica de ayer”, estaba inspirada en la hermana de Will More. Y el mismo Will More, hijo de una acaudalada familia donostiarra, fue a su vez un personaje prototípico de esta movida madrileña, incluyendo que él también consumía drogas.


El actor Will More en el personaje de Pedro

Arrebato es también una película adelantada a su tiempo, e incomprendida por ello. Como ejemplo, aunque menor dentro de lo que significa este film, señalar que aparecen sin recato desnudos masculinos integrales de Eusebio Poncela y Will More, cuando esto era sumamente raro en aquellos años. No tuvo buenas críticas ni tampoco éxito entre el público. Rápidamente fue encasillada como cine de culto. Que en la actualidad ocupa un singular lugar dentro del cine español. Baste con recordar alguna frase de las críticas con las que comienza este artículo, como la de Ángel Fernández Santos: “Y es, sobre todo, cine en carne viva, turbador, doloroso y elevado”. Por ello también ha sido un film difícil de encontrar, hasta que se remasteriza y desde Enero de 2022 comienza a ser difundida en diferentes plataformas.

Arrebato es considerada una obra única por la intensidad que desarrolla su autor en ella, plasmando todo su universo interior, con sus fobias y sus pasiones, sus paranoias y sus obsesiones. Las facetas que dibujan la compleja personalidad de Zulueta se distribuyen entre los personajes de José Sirgado (un profesional del cine, hastiado del aspecto industrial de éste, como puro trabajo) y el de Pedro (el experimentador, el que juega con las imágenes como poderosas armas de catarsis, el que utiliza el cine como puente hacia otros terrenos sensoriales más placenteros que la pura rutina diaria). Otros elementos como las ilustraciones, los cromos, el mundo de Walt Disney, lleno de candor y tragedia a la vez, y cómo no, las drogas... Todos constituyen una especie de puentes hacia la infancia, esa etapa de la vida donde todo es inocencia y despreocupación, ensueño y arrebato. Sobretodo arrebato.


José Sirgado (Eusebio Poncela) y Ana (Cecilia Roth)

Esta película, además personal universo del director y guionista, contiene múltiples referencias cinematográficas y literarias. Los ya comentados a Drácula (y esa cámara-vampiro), Walt Disney o los cuentos de Edgar Allan Poe (la referencia más clara es 'El retrato oval'). Mientras las imágenes del filme se ven contaminadas por cierto realismo sucio (reflejada en el gran trabajo del director de fotografía Ángel Luis Fernández, que creó toda una estética en esos años en que trabajó con Fernando Colómo o Pedro Almodóvar en sus primeras películas), y por supuesto toda la cultura pop que ya influía a Zulueta en sus primeros cortometrajes.

En su película 'Arrebato', Iván Zulueta expresa tres maneras de arrebatarse. Tres estados de fuga en los que quedar extraído de la realidad, suspendido en el tiempo: la heroína, el sexo y el cine. El primero, genera cambios de estado, momentos que transportan fuera de lo real, de personalidad o de la edad incluso, como la ausencia somnolienta que deja a Ana (interpretada por Cecilia Roth) inerte durante horas sentada ante una vieja muñeca de trapo de Betty Boop (otra referencia contenida en el film, esta vez a este personaje de dibujos animados, famoso por su sexualidad manifiesta), tras haber consumido una dosis del opiáceo. Destacable también la secuencia del baile de Ana disfrazada de Betty Boop, contra una pantalla portátil de proyección, provocando el embeleso de José. El segundo, el éxtasis del orgasmo en el que José y Ana quedan diluidos en el flashback que los devuelve a los inicios de la relación entre ambos y en los que ella también se inicia en la heroína: “Hay polvos y polvos, pero de los polvos que no son polvos, estos polvos, son los más polvos”, le dice el director a la actriz convertida y en amante. Y, por último, el cine, la estricta contemplación de la imagen en movimiento de las tomas en Super-8 montadas y enviadas por Pedro a José, acompañadas por el sonido de arrastre del proyector y la reproducción de la voz del primero procedente de la casete que adjunta a la bobina en el paquete postal.


Ana (Cecilia Roth) bailando como Betty Boop

Finalmente recordar que esta notable y especial película, maldita y de culto, también desasosegante, afortunadamente puede en la actualidad verse remasterizada en plataformas fílmicas como FlixOlé y Filmin.


Joaquín Carlos Martín Muñoz






No hay comentarios:

Publicar un comentario