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miércoles, 11 de enero de 2023

Series de TV: Smiley (2022)

 

Título original: Smiley. Temporada: 1. Episodios: 8. Año: 2022. País: España. Género: Comedia. Estreno: 7 Diciembre 2022 (Netflix).

Creación: Guillem Clua. Dirección: David Martín Porras, Marta Pahissa. Guión: Guillem Clua (basado en una obra de Guillem Clua). Fotografía: Pol Orpinell, Hermes Marco. Música: Arnau Bataller. Producción: Minoria Absoluta. Distribuidora: Netflix.

 

Reparto: Carlos Cuevas (Alex), Miki Esparbé (Bruno), Pepón Nieto (Javier / Keena Mandrah), Meritxell Calvo (Vero), Giannina Fruttero (Patricia), Eduardo Lloveras (Albert), Ramon Pujol (Ramón), Carles Sanjaime (Ramiro), Amparo Fernández (Rosa), Cedrick Mugisha (Ibra Ndiongue), Pep Munné (Salvador), Ruth Llopis (Nuria), Brian McGovern, Carlos Noriega, Yasmina Drissi, Ann Perelló, María Isabel Díaz.

 

Sinopsis:

La obra sigue a dos hombres: Álex y Bruno. El primero acaba de sufrir un desengaño amoroso y el segundo jamás hubiera pensado que alguien como Álex pudiera atraerle lo más mínimo; pero una equivocación hace que se conozcan, y lo que empieza siendo una cita acaba teniendo una mayor trascendencia.

 

Comentarios:

Hace algo más de 1 mes se ha estrenado en la Plataforma Netflix, la Miniserie “Smiley”, de 8 episodios. Además de la historia principal entre Álex y Bruno, aparecen otras pequeñas historias que realzan el eje central de la serie. 

Quizás el traerla a este Blog, además de por sus excelencias, sobre todo en las interpretaciones de sus actores principales y en un buen plantel de secundarios, radica en el trasfondo emocional que la misma nos reporta, que básicamente es, si fuera un lema publicitario, “sonríe un poco, que para la tristeza ya habrá tiempo”.

En el cine, tanto en la época clásica, como en tiempos más cercanos, el concepto de comedia siempre ha estado un poco minusvalorado, tanto es así que, bastantes pocos intérpretes, han sido galardonados en los diferentes Festivales de Cine, incluido la Ceremonia de los Oscars, por interpretaciones de comedia. Pareciera que hacer reír, es como más fácil y poco valioso, que transmitirnos tristeza e interpretar el drama. De la misma forma se puede hablar de las películas que son galardonadas, generalmente de tono muy dramático, con historias más o menos reales, pero en los que la comedia brilla por su ausencia. Y no quiere decir que no se hayan realizado grandes obras maestra de la comedia, de autores clásicos de la historia del cine, y que han sido y siguen siendo parte de nuestro inconsciente colectivo cinéfilo, pero siempre triunfará el drama, quizás porque las musas de nuestros creadores se acercan más a las tristezas del día a día, y dejan poco espacio, para los momentos de diversión.

¿Pero qué haríamos sin esos momentos divertidos en nuestras vidas? Bien es cierto que desde este teclado, quizás me vengan a la mente grandes obras dramáticas, de muchos estilos y géneros, que han hecho crecer en el que escribe, su particular cinefilia, pero tengo que considerar como persona, que son de estos pequeños momentos divertidos en el cine, y es este caso en una serie, de los cuales nos expoliamos de nuestras pequeñas miserias, y nos hacen sentir que la vida, además de dura y complicada, también tiene aspectos divertidos y emocionalmente vitamínicos, a los cuales me adhiero, como nuevas corrientes de pensamiento, de tener al lado a las “personas vitamina”, y dejar en los armarios a las tóxicas, esto posibilitamos un poco con el visionado de “Smiley”.

Reivindicando desde estas palabras, lo que se critica mucho, de los finales felices, a lo que me cuestiono, ¿y pasa algo, si la historia que se nos cuenta termina bien?, es peor por ello, no es quizás el deseo de que todo nos salga bien, no perfecto, pero bien, que siempre es lo que pretendemos desde que nos levantamos. Pues este es mi deseo de principio de año, que todo lo que visionemos, nos “haga sentir bien”, dejando siempre la elección de otras grandes obras de cine y plataformas, qué encuadradas en el género del drama, nos haga cuestionarnos otros aspectos de la vida, a veces tan importantes y trascendentes como lo que nos permite la comedia.

Porque “Smiley” ante todo permite al espectador, plantearse que una situación equivocada, e inesperada, puede cambiar nuestra vida emocional, y dar un salto, no al vació, sino en los brazos de una persona que nos hace sentir diferente, pero bien.



“Smiley” es una historia de amor, es un texto inteligente y sencillo, un soplo de aire fresco, que proviene de una exitosa obra de teatro, que mezclaba las comedias románticas de antes, y las sitúa en nuestro tiempo, liberando a sus personajes de moldes y etiquetas, que ya son muchas las que suelen ponerles a los personajes de este tipo. Tan sólo es la vivencia en libertad de estos dos hombres, y de sus amistades, la que hace grande a la historia.

Y aunque no lo creamos, si hacemos una pequeña reflexión en nuestro particular mundo de cine, el amor vende, está en casi todas las obras de ficción que existen, porque de todas las pasiones, el amor es el motor más poderoso que hay. Todos lo buscamos, por difícil que nos parezca. Y si no lo tenemos en nuestra vida, pues ahí está el cine para hacernos creer que podemos conseguirlo y ahí radica el poder de la ficción, hacernos vivir lo imposible. Y vivir una apasionante historia de amor verdadero es, seguramente, la historia que todos queremos protagonizar. La comedia romántica nos da la oportunidad de hacerlo y nos hace creer, a cualquiera, que es posible ser amados, el único objetivo que seguramente todos los seres humanos tenemos en común.

De la obra de teatro y de esta serie, su creador es Guillem Clua, y dirigen los episodios David Martín Porras y Marta Pahissa.

Grandes en sus interpretaciones, a las que anteriormente me referí, tanto Miki Esparbé, Carlos Cuevas y el gran Pepón Nieto, grande en su etapa de madurez profesional, así como el resto de intérpretes, que hacen de esta obra coral, una joya del entretenimiento de la plataforma.

Con el tempo muy pensado, para que los capítulos te permitan una inmersión progresiva en la historia principal, y en las satélites, considero que esta serie os hará pasar un rato agradable, intentando convertiros un poco más en personas vitamina. Por último, a modo de reflexión, la serie propone dejar atrás la toxicidad de los armarios, con una sonrisa, que para eso disfrutamos de una preciosa libertad en la que vivimos y de la que no debemos permitir que se nos arrebate. Y cuidado con los discursos trasnochados, por mucho que algunos los blanqueen, vendiendo armarios cómodos y baratos, donde esconderse mucha gente. Que gracias a “Smiley” y obras como esta, triunfe siempre la libertad. (Javier Bernet)

Recomendada.




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