Páginas

viernes, 4 de noviembre de 2022

Crímenes del futuro (David Cronenberg, 2022)

 

Título original: Crimes of the Future. Dirección: David Cronenberg. País: Canadá. Año: 2022. Duración: 107 min. Género: Ciencia-Ficción, Terror.

Guión: David Cronenberg. Música: Howard Shore. Fotografía: Douglas Koch. Montaje: Christopher Donaldson. Vestuario: Mayou Trikerioti. Producción: Robert Lantos.

Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes 2022.

Fecha del estreno: 23 Septiembre 2022 (España).

 

Reparto: Viggo Mortensen, Léa Seydoux, Kristen Stewart, Scott Speedman, Welket Bungué, Don McKellar, Lihi Kornowski, Tanaya Beatty, Nadia Litz, Yorgos Karamihos, Yorgos Pirpassopoulos, Denise Capezza, Ephie Kantza, Jason Bitter.

 

Sinopsis:

Cuando la especie humana se adapta a un entorno artificial, el cuerpo humano es objeto de nuevas transformaciones y mutaciones. Con la ayuda de su compañera Caprice, Saul Tenser, célebre artista performativo, escenifica la metamorfosis de sus órganos en espectáculos de vanguardia. Timlin, una investigadora de la Oficina del Registro Nacional de Órganos, sigue de cerca sus prácticas. Es entonces cuando un grupo misterioso aparece: desean aprovechar la fama de Saul para revelar al mundo la próxima etapa de la evolución humana….

 

Comentarios:

21 películas después, David Cronenberg ha vuelto a Crímenes del futuro. Al título de su primeriza producción de 1970, que no a su contenido, aunque sí haya ideas que se repitan, que se transformen, que nazcan de un cuerpo, en este caso una obra fílmica, para acabar —en la palabra clave del cine del canadiense— mutando.

En la primera Crímenes del futuro, el cuerpo de un hombre creaba misteriosos nuevos órganos, complejos, perfectos y únicos. Y apenas se extraía uno quirúrgicamente, salía otro nuevo. “Él afirma que su cuerpo es una galaxia y sus nuevas criaturas son sistemas solares”, se decía. Era una nueva forma de cáncer creativo. En la nueva Crímenes del futuro, la cirugía es el nuevo sexo.

Los límites del arte, si es que los hay, están expuestos por Cronenberg desde dentro y desde fuera. Internamente, en el propio relato, con esas performances de los protagonistas, con público y aplausos en salas alternativas y exclusivas, con las que los personajes de Viggo Mortensen y Léa Seydoux muestran en directo las mutaciones de sus órganos y las cirugías que los sustituyen. Espectáculos de vanguardia dentro de una historia que, del mismo modo, conforman una película externa, la de Cronenberg, que también apela al público (o, al menos, a un cierto tipo de audiencia), para articularse como obra provocativa y provocadora de sensaciones y emociones al margen de cualquier convencionalismo.

La (presunta) llamada de atención del director acerca del cambio climático se presenta en la historia a través de una sociedad secreta que prepara una revolución. Sus miembros son capaces de alimentarse a base de plástico. Nuestra basura contemporánea como alternativa para el futuro. Ya no hay lugar para el reciclaje, solo para el sustento comestible. Como una suerte de las galletas Soylent Green de la fabulosa Cuando el destino nos alcance (1973), ¡ambientada en 2022!, aunque sustituyendo aquel enigmático alimento sintético por papeleras o cubos de fregar que se muerden a bocados. Sin embargo, es muy probable que el ecologismo no sea lo que más le interese al casi octogenario autor.

De principio a fin, la película se configura como un destilado de su cine de la Nueva Carne y sus particulares obsesiones, ejercitadas desde su primer Crímenes del futuro, el de 1970, con su perenne voz en off, sus soliloquios, su rosario de ideas inteligentes y malsanas y su aún tosca narrativa, y hasta esta nueva Crímenes del futuro de 2022. Las mutaciones del cuerpo, las perversiones de la ciencia, las anomalías de las sociedades. La rabia mental de una mujer que le provocaba tener hijos con tumores en Cromosoma 3; la conversión del pensamiento en algo físico, ya sea materia o movimiento, en Scanners; el regreso al vientre materno, con una nueva existencia dentro de una televisión, en Videodrome; los gemelos siameses de Inseparables, médicos especialistas en infertilidad femenina, y sus horrendos artilugios médicos; el proceso artístico como enfermedad en El almuerzo desnudo; la fascinación sexual por las cicatrices y las prótesis mecánicas de Crash; el juego de realidad virtual conectado a un orificio humano de eXistenZ.

Todo lo anterior, de una u otra forma, está en Crímenes del futuro. El sexo ligado al suplicio. El arte como forma de tortura. La obstinación de un creador, Cronenberg, en abrir en canal las mentes de sus espectadores hasta transformarlos en juguetes de su propia imaginación. La mutación de la evolución humana, en forma de neonoir sexy y dañino, iluminado por el color rojo sangre del vestido de su protagonista femenina. Cine para el ardor y el dolor. (Elsa Fernández-Santos)

Recomendada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario