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domingo, 19 de junio de 2022

El guardaespaldas (Buster Keaton, Edward F. Cline, 1921)

 

Título original: The High Sign. Dirección: Buster Keaton, Edward F. Cline. País: USA. Año: 1921. Duración: 21 min. Género: Comedia, Cine Mudo, Cortometraje.  

Guión: Buster Keaton, Edward F. Cline. Fotografía: Elgin Lessley (B&W). Producción: Joseph M. Schenck Productions, Metro Pictures Corporation.

Fecha del estreno: 10 Abril 1921 (USA)

 

Reparto: Buster Keaton, Bartine Burkett, Charles Dorety, Al St. John.

 

Sinopsis:

Buster es expulsado de un tren cerca de un parque de atracciones. Allí consigue un trabajo en una parada de tiro al blanco, cuyo dueño es el jefe de una banda de criminales. Cuando éste ordena a Buster que asesine a un hombre de negocios, se encarga de protegerle a él y a su hija.

 

Comentarios:

Buster Keaton se inició en el mundo del cine en 1917, trabajando como actor en cortometrajes dirigidos y protagonizados por Roscoe Arbuckle (conocido como «Fatty»), uno de los cómicos más famosos de la época. Inicialmente, Keaton dejó momentáneamente el vodevil por el cine únicamente por motivos económicos, pero de la mano de un maestro como Arbuckle acabó enamorado para siempre de ese nuevo medio. No solo el cine le permitía llegar a más público sino que además multiplicaba las posibilidades creativas, y más en alguien con la inventiva de Keaton. Según explica él en su autobiografía, una de las primeras cosas que hizo cuando empezó a sentir interés auténtico por el medio fue coger una cámara y estamparla contra el suelo, para así investigar cómo era su interior. Alguien tan interesado por la mecánica como Keaton necesitaba literalmente conocer con detalle todo el proceso que permitía la realización de películas.

A medida que quedó cada vez más claro que ese joven cómico tenía un talento innato para el cine, el amable Arbuckle pasó de utilizarle como secundario a cederle el rol de co-protagonista junto a él. Pero era inevitable que tarde o temprano Keaton fuera a probar suerte por su cuenta. Eso sucedió en 1920. Primero protagonizó su primer largometraje, Pasión y Boda de Pamplinas (en el resto del mundo civilizado se conocía como The Saphead), un título menor y poco adecuado para su talento. Lo realmente interesante vino cuando Joseph M. Schenck, el ejecutivo bajo el que Arbuckle estaba en contrato, le ofreció la oportunidad a Keaton de tener su propia unidad de producción en la que podría dirigir y protagonizar sus cortometrajes. Esos primeros films, perdidos durante décadas, son una parte tan imprescindible de su carrera como sus célebres largometrajes.

El Guardaespaldas (1920), codirigida junto a Edward F. Cline, sería su debut tras la cámara. Pero curiosamente, el propio Keaton no quedó satisfecho del resultado final y no la distribuyó una vez terminada, prefiriendo que su primer estreno fuera el siguiente corto que realizó. Es cierto que la obra que le siguió, Una Semana (1920), es superior – de hecho es uno de sus mejores cortos – pero no deja de parecerme sorprendente que Keaton no estuviera seguro de un film tan imaginativo y francamente divertido como El Guardaespaldas. Quizá se le pueda achacar a los comprensibles nervios de su estreno como realizador, pero en todo caso visto hoy día nos parece un inmejorable debut.

Buster encarna aquí a un hombre que entra en contacto con una banda de criminales, los cuales creen erróneamente que es un experto pistolero y le encargan el asesinato de un hombre. El pequeño problema está en que ese mismo hombre le ha contratado previamente como guardaespaldas al suponer, también de forma equivocada, que Buster es alguien con experiencia en el manejo de armas de fuego.

 

Lo sorprendente de que a Keaton no le entusiasmara El Guardaespaldas es que se trata de un film donde ya se ponen de manifiesto las inquietudes de su autor y el tipo de gags que le haría célebre. Tenemos por ejemplo ese interés por los inventos rocambolescos y la mecánica, que se ve ya en la escena en que prepara un invento para simular que acierta todos sus disparos en la caseta de feria, sirviéndose de un perro y un trozo de carne. Pero donde más claramente se ve es en la divertida secuencia final, que sucede en una casa repleta de trampas y puertas secretas. El clímax del corto consiste en contemplar la forma tan ágil como Keaton se desenvuelve en ese extraño espacio repleto de artilugios mientras la banda de criminales intenta atraparle.

Uno de los gags más recurrentes del film es el divertido saludo secreto que se dedican entre sí los miembros de la banda, moviendo las manos delante de la cara. De hecho mi gag favorito de la película juega no solo con ese gesto sino directamente con las expectativas del espectador. Vemos una cáscara de plátano en el suelo y a Buster caminando hacia ella. Resulta obvio lo que va a suceder, ¿verdad? Pues no, éste pasa de largo y, como burlándose del espectador, hace el gesto de las manos mirando a cámara.

Como reminiscencia de su pasado, tenemos en un papel secundario a Al St. John, sobrino de Roscoe Arbuckle que solía aparecer en los cortos de su tío junto a Keaton. Pero la actuación slapstick tan exagerada de su personaje no encaja con la gracilidad y el estilo tan personal de nuestro protagonista. En esa breve escena que protagonizan juntos resulta obvio que Keaton en su estilo más comedido resulta mucho más interesante y con un futuro más prometedor.

Y de hecho fue así. Aunque El Guardaespaldas no se estrenó hasta un año después, para llenar un vacío productivo durante unos meses de reposo tras una leve lesión del actor, sin duda es un prometedor debut que ya nos anticipa la genial carrera que le seguiría. (Guillermo Triguero)

Recomendada.




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