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miércoles, 6 de abril de 2022

Banda Sonora Original: Stargate, Puerta a las Estrellas

 

 

El ahora referente bondiano David Arnold, despertó el interés de la crítica por la composición de una ambiciosa obra que suponía, para mayor mérito, la primera de sus incursiones en el cine comercial (si excluimos la minoritaria “The Young Americans”). Prácticamente desconocido allá por 1994, el británico fue el elegido para poner acordes a ”Stargate”, largometraje de ciencia ficción cuya popularidad encumbró a buena parte de su equipo e incluso originó una exitosa saga de series de televisión. La cinta, obra de un Roland Emmerich con el que Arnold volvería a colaborar en varios de sus filmes posteriores, narra el descubrimiento en nuestros días de una puerta estelar cifrada que comunica nuestro mundo con otro paralelo, una especie de Egipto vanguardista dominado por un faraón “Ra” que esclaviza a su pueblo gracias a su avanzada tecnología, y al que tendrá que enfrentarse una expedición de militares y científicos yanquis enviada para explorar la recién descubierta dimensión paralela.

 

Las premisas de las que parte Arnold para musicar el filme resultan diáfanas desde el primer minuto del score: música poderosa, abiertamente sinfónica, enfática y en la que también predominan sutiles pasajes melódicos, amén de algún que otro momento de cierta comicidad y de lógicas referencias arábigas al peculiar paraje descubierto. Aunque algunos en su día llegarán a comparar de manera desorbitada el resultado musical de este “Stargate” con el de “Star Wars” (más por el uso de ciertas texturas similares, que por su verdadera trascendencia artística), lo cierto es que la partitura resulta, en términos generales, un muy estimable trabajo para un músico principiante, con puntuales momentos de buen gusto épico, no exento sin embargo de los defectos lógicos en un encargo casi primerizo como el presente.

 

Así las cosas, y con la siempre solvente Sinfonia of London en las labores de interpretación, el compositor arranca el trabajo con las siete notas del poderoso tema central, utilizado como obertura de corte absolutamente épico, presentando ya de entrada ese estilo grandilocuente y recargado con el que a partir de entonces se suele asociar a Arnold -y a su orquestador habitual Nicholas Dood-. Igualmente, tras los imponentes acordes del motivo principal, se integran en el corte dos leitmotivs desarrollados en mayor medida en pistas posteriores: la sutil frase a cuerdas y maderas asociada al descubrimiento de la puerta (reproducida con la espectacularidad de los coros en el siguiente “Guiza, 1928”); y un interesante arranque vocal agresivo con el que se cierra este "Overture", recurso usado como contrapunto musical ligado a la malignidad del personaje de Ra.

 

Al respecto, uno de los hándicaps del score es el hecho de que quizás David abuse excesivamente de aquél bello tema central, restando un tanto el efecto épico inicial por reiteración, al acudir al mismo en demasía durante gran parte del álbum. Aunque para ser justos, hay que reconocer que Arnold se las ingenia muy bien para disimular este excesivo peso del tema en el conjunto del trabajo, sobre todo a partir de los diez primeros cortes. Las interesantes reversiones que de él realiza el autor, variando su orquestación, cadencias y parte de sus acordes, se amoldan con gran eficacia a situaciones del filme que poco tienen que ver con la pretendida grandiosidad inicial del tema. Un ejemplo claro lo encontramos en dos cortes como el “Mastadge Drag”, en donde lo desarrolla con mayor brío y ritmo para musicar la ridícula escena de un James Spader arrastrado por un curioso animal, o en “The Minning Pit”, otra rendición de aquellos acordes centrales que en esta ocasión se presentan en su versión dramática, con un compás más pausado para enfatizar las penurias de un pueblo esclavizado ante la tiranía del Ra.

 


La primera parte del compacto incide en un tipo de música generalmente de corte militarista, con incisivas percusiones y la introducción de una frase asociada a la recién formada expedición (“You´re on the Team”), acompañando también las secuencias de preparación del Ejército para lograr descifrar el código que permita abrir la “Stargate”. Momento que es recogido en el “The Stargate Opens”, reconduciendo el leitmotiv de la puerta anteriormente comentado a registros místicos y premonitorios, mediante el uso de una excelente frase in crescendo y la dulce exposición final del coro a lo “Abyss”. El paso a la dimensión desconocida lo resuelve Arnold con gran eficacia en “Entering the Stargate”, un trabajado corte que tan pronto se presenta tenso, como evoluciona a una variación preciosista del tema de la puerta, y finalmente se cierra con disonancias y golpes de efecto que describen el tránsito final del equipo al otro lado de la “Stargate”.

 

A partir del descubrimiento de aquél “nuevo mundo”, Arnold redirige la partitura a melodías de acabado arábigo, en las que las orquestaciones rezuman ese halo étnico requerido por el paisaje desértico que tanto se asemeja al Egipto antiguo. Es en esta parte intermedia del disco, en donde Arnold apuesta por una corriente más melodramática, sin dejar de lado, no obstante, el desarrollo de texturas francamente poderosas (“Procession”, “The Destruction of Nagada”) con el agradecido soporte de los coros.

 

Pero tras una serie de fragmentos en los que el londinense demuestra cierta clase y predisposición para la épica y melodías ampulosas, son los cortes de acción como “Quartz Shipment” o el inédito “Transporter Horror” los que nos muestran a un Arnold aún con ciertas carencias propias de todo “novato”. Continuos cambios rítmicos un tanto deslavazados, y esa estridencia tramposa en la que las orquestaciones parecen seguir la teoría de “cuanto más, mejor”, deslucen una partitura cuya primera media hora resultaba francamente brillante. La aparatosidad de estos temas, aún en su eficaz simbiosis con las secuencias de la batalla final contra las fuerzas del maligno Ra, oculta por momentos cierta planicie armónica que en su audición aislada podremos percibir. También es de destacar las claras referencias al John Williams fanfárrico y vigoroso que salpican esta serie de cortes de conclusión (“The Surrender”, por poner un ejemplo).

 

Igualmente, Arnold desaprovecha la ocasión de escribir un love theme de mayor trascendencia que el escuchado en “The Kiss / The Seventh Symbol” (el antiguo ”Daniel and Shauri”), representativo de la más que previsible atracción surgida entre el científico y la bella esclava. Motivo éste que resuelve el autor con demasiada simplicidad lírica a las maderas, como para conformar un tema de amor suficientemente retentivo, máxime si lo comparamos con las pretensiones abiertamente melódicas del grueso del trabajo.

 


Aún así, la enésima pero hermosa rendición del tema central escuchada en “Going Home”, acaba por dejarnos el buen sabor de boca que la primera mitad del álbum presagiaba. Un trabajo que resulta bastante acertado en su conjunto -máxime viniendo de un principiante-, y con el que David Arnold logró una merecida reputación que le sirvió para asentarse con firmeza en Hollywood. Lo que no es óbice para reconocer que el resultado de esta su segunda partitura para el cine, dista del carácter de obra maestra que muchos han querido ver en este “Stargate”, sobre todo atendiendo a encargos posteriores del autor mucho más maduros y personales (“Tomorrow Never Dies” o “Last of the Dogmen”, por citar algunos).

 

Respecto a los temas inéditos incluidos en esta edición completa, poco se puede destacar de los mismos. Quizás la heroica reinterpretación del tema central escuchada en “Closing Titles (Intro)” pudiera resultar interesante, si no fuera porque es una mera variación del comentado “Mastadge Drag” previamente disponible. Lo cierto es que el score fue en su día publicado –ya con una generosa duración- por el sello Milan, y ahora el equipo de Varèse Sarabande es el responsable de lanzar esta prescindible Deluxe Edition, que ofreciendo idéntica calidad de sonido, añade la “friolera” de 9 minutos más respecto al original. La conclusión parece obvia: esta nueva edición se antoja absolutamente innecesaria para aquellos que ya adquirieran en su día el disco primitivo, que dicho sea de paso aún puede encontrase a un precio muy inferior al de este Deluxe salido del prolífico -y en esta ocasión, desconcertante- horno de Varèse. (José-Vidal Rodríguez)

 

Os dejamos con el tema Stargate Overture de esta interesante Banda Sonora Original. 

 


 

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