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jueves, 3 de febrero de 2022

Mitomanía... Robert Redford


 

En 1974 no se comentaba otra cosa: la moda Gatsby lo invadía todo. Y uno de los principales beneficiarios de la vasta operación publicitaria orquestada alrededor de la película El gran Gatsby fue Robert Redford, que supo estar oportunamente en el meollo del más aparatoso y caro revival de la década.

Dos años después, el actor cobraría 2.000.000 $ por una breve aparición en Un puente lejano. Era la más diáfana confirmación de la privilegiada posición que ocupaba, y que siguió ocupando durante décadas dentro del cine americano.

La vida y la carrera de Robert Redford están plagadas de contradicciones. Nacido en Santa Mónica, junto a Hollywood, desde muy niño despreció a la inmensa fábrica de sueños y nunca pasó por su mente la posibilidad de hacerse actor pese a lo favorable de su físico: alto, rubio, bien parecido, saludable y musculoso. Iniciado con éxito en deportes de competición como el tenis, el béisbol y el esquí, a los 20 años abandonó su país y se vino Europa con la esperanza de convertirse en pintor. Vuelto a EE.UU., tras vagabundear durante un año por Francia e Italia, convencido de su incapacidad con los pinceles, el azar lo condujo a hacerse actor teatral, de donde pasaría al cine. Sin embargo, su obstinada intransigencia, su independencia de criterio y su heterodoxia social frenaron bastante sus primeros pasos frente a las cámaras. Finalmente, contra todo pronóstico, y muy a pesar suyo, Robert Redford se convirtió a partir de Dos hombres y un destino en una de las más rutilantes estrellas de su generación con una larga lista de éxitos en su a ver: Las aventuras de Jeremías Johnson, Tal como éramos, El golpe, El gran Gatsby y Todos los hombres del presidente.

La tenacidad y el empeño de Robert Redford por huir de la imagen estereotipada de estrella habían triunfado. Su actitud, como la de Brando, abría camino a un nuevo tipo de superestrella que, sin renunciar a sus convicciones, es capaz de conseguir no solo fama y fortuna, sino también una libertad de acción y un poder decisorio que para sí hubieran deseado los más populares divos de antaño.

El cine para él, sin menospreciarlo comercialmente, debería ser ante todo un canal de cultura, un instrumento de comunicación. Una persona que se dedica al cine debe, según Redford, fijar sus ojos en los necesitados, los que precisan ayuda del tipo que sea y que las películas sirvan para que cobremos conciencia de que la vida es más dura y más romántica, al mismo tiempo, de lo que a algunos puede parecerles. En 2002, la Academia de Hollywood le entregó el Oscar Honorífico en reconocimiento a toda su carrera.

 


Además del cine, Redford también ha dirigido sus esfuerzos a algunas causas benéficas y de interés social, sobre todo a la defensa de la ecología; prueba de ello es el premio que recibió en marzo de 2004 por el estadounidense Consejo Nacional de Defensa de los Recursos Naturales, con sede en Nueva York.

Como director, Robert Redford ya tiene una trayectoria importante, con películas que le valieron el reconocimiento de la profesión y del público. En 1980 se inicia como director con Gente corriente, filme protagonizado por Donald Sutherland y Mary Tyler Moore que obtuvo muy buenas críticas y éxito de taquilla, y que le supuso el Oscar al mejor director. Luego dirigió Un lugar llamado Milagro, El río de la vida, Quiz Show, El hombre que susurraba a los caballos, La leyenda de Bagger Vance, Pacto de silencio…

 

Descalzos por el parque y Memorias de África
 

Redford creó en 1980 un centro de enseñanza para jóvenes cineastas, el Instituto Sundance que funciona como Festival en los veranos y como centro de esquí exclusivo en invierno, en sus terrenos de Utah. Llevó adelante esta empresa a costo propio a pesar de no encontrar apoyos. Su instituto subvenciona a nuevas promesas con todos los gastos pagados durante cuatro semanas, proporciona profesores, material técnico y el asesoramiento de grandes profesionales.

Viendo la calidad de los trabajos decidió crear un Festival de cine paralelo para exponer los trabajos de los estudiantes que hoy se ha convertido en el Festival de cine independiente más importante del mundo: el Festival de Cine de Sundance, que se celebra todos los eneros desde 1983 en Park City, Utah. Es curioso porque el nombre de la escuela y el festival viene de la película que protagonizó en 1969 con Paul Newman: Dos hombres y un destino, en la que él se llamaba The Sundance Kid.

Redford anunció a los medios en agosto de 2018 que actuaría en un par de películas más y que se retiraría de la vida de actor a sus 81 años, sin indicar si continuaría como director. Pero, el gusanillo, no lo dejaría reposar….

 


 

Filmografía esencial.

 

·        1961: El que mató por placer.

·        1965: Situación desesperada pero menos; La rebelde.

·        1966: La jauría humana; Propiedad condenada.

·        1967: Descalzos por el parque.

·        1969: El valle del fugitivo; Dos hombres y un destino; El descenso de la muerte.

·        1970: El precio del fracaso.

·        1972: El candidato; Un diamante el rojo vivo; Las aventuras de Jeremiah Johnson.

·        1973: El golpe; Tal como éramos.

·        1974: El gran Gatsby.

·        1975: Los tres días del cóndor; El carnaval de las águilas.

·        1976: Todos los hombres del presidente.

·        1977: Un puente lejano.

·        1979: El jinete eléctrico.

·        1980: Brubaker.

·        1984: El mejor.

·        1985: Memorias de África.

·        1986: Peligrosamente juntos.

·        1990: Havana.

·        1992: Los fisgones.

·        1993: Una proposición indecente.

·        1996: Íntimo y personal.

·        1997: Anthem.

·        1998: Enredando sombras; El hombre que susurraba a los caballos.

·        2001: The last castle; Spy Game.

 

 

Vamos a recordar a Redford curioseando las imágenes de “Tal como éramos”, una película que interpretó junto a la gran Barbra Streisand, al son de esa maravillosa canción llamada “The Way We Were”.

 


 

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