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martes, 15 de diciembre de 2020

Breve historia del Cine de Animación (1)

 

Los dibujos animados nacieron antes que el mismo cine. Se atribuye su paternidad a un visionario francés llamado Emile Reynaud. Él llevó la ilusión del dibujo en movimiento a las mayores alturas, conjugando el espectáculo con el drama, en una época en que la animación apenas era poco más que un truco óptico para demostrar teorías científicas y entretener a los niños. Emile Reynaud creó en 1877 el praxinoscopio, partiendo del zoótropo. Reynaud consiguió la proyección de imágenes animadas en buenas condiciones y la proyección de movimientos no cíclicos. Más tarde, mejorando su praxinoscopio creó el Teatro óptico, que añadía la posibilidad de proyectar imágenes sobre cintas perforadas. Desde 1892 y durante diez años, antes de la aparición del cinematógrafo de los Lumière, Reynaud hizo representaciones públicas sobre una pantalla en el museo Grévin de París. Reynaud proyectó dibujos sobre una pantalla de gelatina transparente, anticipándose en muchos aspectos a la mecánica del cinematógrafo, e hizo de sus pequeños relatos artesanales (las Pantomimas Luminosas) los precursores de la animación. Con su colosal máquina, Reynaud proyectaba en teatros abarrotados de público, con luces y espejos, más de 500 dibujos uno detrás de otro, por medio de un agotador mecanismo manual, y mostraba, a una audiencia atónita, sencillas historias de amor y comedia con jóvenes románticos y malvados entrometidos, durante casi un cuarto de hora de espectáculo.

 


El segundo gran pionero que contribuyó de manera decisiva -a finales del XIX y principios del XX- al desarrollo de la animación fue Georges Meliès. El taumaturgo francés fue ilusionista, escenógrafo teatral, mago... y en sus films se mostraban trucos y efectos visuales. Algunas de sus películas son Cenicienta y Juana de Arco (1902) pero, sobre todo, Viaje a la luna, que divierte y fascina todavía hoy a los espectadores de cualquier lugar, gracias a su humor e inventiva, como en el aterrizaje de un cohete en el ojo de una cara antropomorfa.

 


Aunque el cine de animación es anterior al del cine en movimiento y se basaba en ilusiones ópticas producidas con aparatos anteriores al cinematógrafo, como el zoótropo o el praxinoscopio de Reynaud, años después de que el cine con acciones en vivo apareciera, Edwin S. Porter hizo la primera animación de objetos, fotograma a fotograma, para la compañía Edison. En 1905 hizo How Jones lost his roll y The whole dam family and the dam dog, en las que los intertítulos estaban hechos con letras recortadas que se movían al azar alrededor de la pantalla hasta colocarse en líneas y en el orden adecuado para componer cada frase. Esta técnica requería una adaptación de la cámara de cine normal, de forma que sólo exponía un fotograma, parándose con el obturador cerrado, en vez de continuar a la velocidad acostumbrada de 16 fotogramas por segundo.

 

The whole dam family and the dam dog

 

La idea se aplicó por vez primera para hacer una serie de dibujos animados por James Stuart Blackton, un inglés afincado en los Estados Unidos, en Humorous phases of funny faces (1906). Blackton produjo así la primera película animada, traducida como Fases divertidas. En La casa encantada, la fotografía stop-action se usó repetidamente para dar vida a objetos inanimados. El film se hizo enormemente popular y su técnica se divulgó entre cineastas de todo el mundo, que empezaron a experimentar con historias de títeres, marionetas, y maquetas. Así nació la técnica de animación stop-motion.

 

Humorous phases of funny faces

 

En 1906 Blackton produjo otra película, A midwinter night's dream, en la que una serie de muñecas de juguete parecían moverse al desplazar levemente sus miembros entre fotograma y fotograma, sistema que constituyó el primer ejemplo de la animación de muñecos. Blackton continuó con este tipo de animación en The Haunted Hotel (1907), en la que hacía que objetos modelados en arcilla se transformaran gradualmente en cosas diferentes, mediante una deformación gradual de su forma entre fotograma y fotograma. Posteriormente, estas técnicas fueron utilizadas por cineastas europeos como el español Segundo de Chomón y el francés Emile Cohl.

 

El español Segundo de Chomón, director, fotógrafo, creador de efectos especiales y trucos de cine e iluminador a color, entusiasmado por el invento de los hermanos Lumière, viajó a París en 1897 para estudiar de cerca el invento. Pionero del cine, aplicó su enorme imaginación al desarrollo del nuevo medio. Fue contratado por Pathé para competir con Georges Meliès realizando películas fantásticas. Segundo de Chomón fue uno de los pioneros del morphing en La licuefacción de los cuerpos duros (1909), en la que deformó el cuerpo de una persona convirtiéndolo primero en un monigote de alambre y al final en una masa informe. A partir de 1912, trabajó en Italia y allí realizó contribuciones importantes en obras fundamentales del momento.

 

Segundo de Chomón

Emile Cohl, dibujante de cómics, creó sus primeros monigotes en Francia (1908-12), pero prosiguió su carrera en Estados Unidos (1914-6), en donde dio vida en colaboración con McManus, al personaje Snookum, protagonista de la primera serie de dibujos animados del mundo. En Francia al acabar la guerra creó con Louis Forton la serie protagonizada por Pieds Nickelès (1918-9). Realizó Fantasmagoría (1908), film que tiene el valor de abrir la animación al campo del grafismo. Cohl, no animaba objetos sino caracteres autónomos con personalidad propia, de ahí que se le considere el precursor específico de los cartoons. Cohl produjo la primera serie uniforme de dibujos animados, trazando dibujos sencillos de figuras humanas esquemáticas que daban saltos y sufrían transformaciones espectaculares.

 

Fantasmagoría
Fantasmagoría

Aunque el género nació en Francia conoció su desarrollo y esplendor en los Estados Unidos. Winsor McCay, dibujante de cómics, era autor de una famosa tira del New York Herald, El pequeño Nemo. McCay se interesó por el cine de animación y se puso en contacto con el propio Blackton. El resultado fue el estreno en 1911 de un vodevil en el cual sobre la pantalla aparecía el popular Nemo en movimiento. Unos años después McCay realizaría Gertie, el dinosaurio (1914), considerada su obra maestra.

 


El norteamericano Earl Hurd perfeccionó decisivamente la técnica de los dibujos animados, al patentar en 1915 el uso de hojas transparentes de celuloide (cells) para dibujar las imágenes y que permitirían superponer a un fondo fijo las partes en movimiento. Este método de trabajo, mejorado por Raoul Barré, un quebequense que emigró a New York a principios del siglo XX, revolucionó la forma de hacer películas de dibujos animados, pues fue él quien pensó en perforar los márgenes de los dibujos con el fin de asegurar la estabilidad de las imágenes durante las tomas de cámara.

 


Entre los que abrieron el camino, encontramos al estadounidense Otto Messmer, autor del expresivo Felix the Cat (1914), que fue el personaje del corto de animación más popular a nivel mundial, y Max Fleischer, creador del personaje de la serie de dibujos animados Betty Boop de los años 30. Los austríacos Max y Dave Fleischer dieron vida a personajes que alcanzaron gran popularidad, y fueron los mayores competidores de Walt Disney. Ambos hermanos crearon grandes éxitos de los dibujos animados como el travieso payaso Coco (1920-39) y la seductora Betty Boop (1930-39) inspirada en la cantante Helen Kane, cuya risa poopoo-pi-doo será un rasgo del que se apropiará Marilyn Monroe. Su personaje más duradero fue Popeye (1930-47), creado originalmente por E.C. Segar para la publicidad de espinacas. Realizaron también trabajos de larga duración como Gulliver’s travels (1939); The Einstein Theory of Relativity (1923), Darwin’s Theory of Evolution (1925) y Hoppity va a la ciudad (1941). La principal contribución a la técnica de la animación aportada por los hermanos Fleischer fue el rotoscopio, un aparato que permite calcar personajes animados sobre personajes reales proyectados.

 

Por su parte, Ub Iwerks está considerado uno de los mejores creadores de animación de la época muda, cuyo encuentro con Walt Disney sería muy fructuoso.

 

Ub Iwerks

Pero el universo Disney lo dejaremos para el siguiente capítulo.

 

Continuará…

 

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