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martes, 10 de noviembre de 2020

Tal día hizo un año (Salka Tiziana, 2020)

 

SEFF 2020. 17ª Festival de Cine Europeo de Sevilla.

Sección Revoluciones Permanentes.

 

Título original: Tal día hizo un año. Dirección: Salka Tiziana. País: Alemania, España, Suiza. Año: 2020. Duración: 71 min. Género: Drama.

Guion: Salka Tiziana. Fotografía: Tom Otte. Montaje: Salka Tiziana. Música: Plastiq. Sonido: Mario Schöning, Felix Roggel. Producción: Salka Tiziana, Chantal Scheiner, Tom Otte.

Presentada en el Festival de Berlín 2020 y el Festival de Rotterdam 2020.

Estreno en Sevilla: SEFF 2020 (Del 6 al 14 de noviembre de 2020)

 

Reparto:

Melanie Straub, Amalia Amián del Pino, Pilar del Pino, Jon Bader, Ole Bader.

 

Sinopsis:

Larissa y sus pequeñas gemelas de nueve años llegan desde su Alemania natal a la casa paterna, en las montañas españolas de Sierra Morena. El vuelo del padre de la familia se retrasó, pero las invitadas son bienvenidas aún así por la madre y la hermana de él, que viven juntas. La rutinaria existencia de las mujeres se ve interrumpida por la presencia energética de las niñas. A medida que pasan los días de calor abrasador, todos intentan relacionarse entre sí, cuestionándose si las barreras de sus distintos idiomas pueden impedir que tengan alguna conversación mínimamente intima.

 

Comentarios:

Salka Tiziana (Berlín, 1992) es una cineasta que se crió en Barcelona y que se ha formado cinematográficamente hablando entre Hamburgo y Buenos Aires. Su infancia española aparece en esta su ópera prima como directora de largometrajes (antes había hecho solo un corto, Hinter Glas, en 2018). Este largo se pasó en la pasada Berlinale, al parecer con cierta repercusión, aunque se fue del festival alemán sin premio alguno. Viéndola parece comprenderse...

Dice la gacetilla de la película lo siguiente: “Una potentísima ópera prima, envuelta y subyugada en el paisaje de Sierra Morena, y en una atmósfera que conjuga el letargo veraniego con la tensión emocional de sus protagonistas. Con un sol de justicia y al son del chirrido implacable de las chicharras, Larissa y sus dos gemelos llegan desde Alemania a la casa aislada donde les reciben su suegra y cuñada. El vuelo del padre de los niños se retrasa, parece no llegar nunca. Un manto de inquietud se extiende, una ola de incendios amenaza, la escasez de agua y el calor aprietan, una serie de explosiones, externas e internas, acechan.”

Hasta aquí lo que dice. Vista la película, la verdad es que no se sabe de dónde salen algunas cosas que se dicen en la gacetilla: ¿tensión emocional? La única tensión que vemos en pantalla es la de los cables de alta tensión que se ven en algunos planos del paisaje de Sierra Morena; ¿un manto de inquietud? Ni manto ni manta, porque estamos en verano, porque si fuera invierno sí que veríamos mantas en algunos de los varios (larguísimos) planos en los que vemos a los personajes durmiendo, o mirando el móvil en la cama, o sesteando; ¿sol de justicia? Esta gente no ha estado en Sevilla a las 4 de la tarde en un mes de agosto... ¿explosiones internas y externas? Una externa sí que suena, pero las internas habrá que llamar a Sherlock Holmes (o al teniente Colombo,,,) a ver si las encuentra... Eso sí, hay mucho canto de chicharra, mucho, mucho...

Queremos decir que estamos ante lo que parece la enésima edición del famoso cuento del Rey desnudo: Tal día hizo un año (¿de qué, por cierto?) aparenta ser lo que no es: aparenta movimiento interior, convulsión personal, espera desesperada, pero en realidad es: acumulación de imágenes, de planos, de escenas, de secuencias, que nada dicen, que nada aportan a la historia, que nada aportan a los personajes. Con planos larguísimos en los que no pasa casi nada, parece que su directora debió faltar a clase cuando explicaron la elipsis: aquí todo se nos da en pantalla exhaustivamente; por puro entretenimiento contamos más de dos minutos de un plano en el que uno de los niños camina por el campo y es seguido en panorámica izquierda-derecha por la cámara, hasta que por fin (¡loados sean los cielos!) sale de campo y la directora tiene a bien cortar; es un plano además que nada aporta, nada dice, ni siquiera sugiere; tenemos para nosotros que se trata de rellenar, que hay que llegar hasta un metraje más o menos estándar (afortunadamente “menos”: 71 minutos que parecen el doble...).

Porque quizá ese sea uno de los pecados originales del film, un metraje a todas luces excesivo para tan escasa materia argumental. Claro que a lo mejor la directora intenta hacer eso que ahora llaman “cine anarrativo”, que en su caso casi podría llamarse “cine abstracto”, donde se supone que pasan muchas cosas pero realmente vemos muy pocas; bueno, sí, a uno de los personajes, la cuñada de la protagonista alemana, preparándose el desayuno, después echando forraje a las vacas, deteniéndose cuando se encuentra en la carretera con un rebaño (y nos tragamos “enterito” todo el trance, hasta que los bóvidos se quitan), durmiendo la mona, etcétera.

Con planos largos y estáticos, sin apenas movimiento, abusando de la cámara fija, con poca labor de montaje y un rebuscado gusto por el tiro de cámara desde la parte trasera del coche y por los planos cenitales aéreos (han debido rentabilizar a base de bien el dron que se han agenciado...), Tal día hizo un año es cine contemplativo en el que apenas hay nada que contemplar, con una filmación sin duda elegante pero vacía, ni documental ni ficción... eso sí,  si das una cabezada, puedes tener la seguridad de que cuando despiertes estará el mismo plano: no te habrás perdido nada...

Si este es el cine del futuro, me temo que tendremos que empezar a aficionarnos a hacer calceta... (Enrique Colmena)

No Recomendada.




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