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domingo, 30 de agosto de 2020

Música de Cine: Maurice Jarre (1924-2009)


Su popularidad vino marcada durante los años 60 por la creación de un peculiar estilo de cuerdas, viento y percusión que transportaban hacia una ensoñación melódica que dejó para la historia las notas de "Lawrence de Arabia" y el conocidísimo "tema de Lara” del filme "Doctor Zhivago".

Su familia tenía antecedentes rusos, y su padre era director técnico de la radio local. A pesar de que el joven no tenía ningún conocimiento musical y estaba más interesado por los deportes, a los 16 años decidió que quería ser director de orquesta, tras escuchar embelesado un buen día la “Rapsodia húngara” de Franz Liszt. Primero quiso aprender a tocar el piano, pero ya era demasiado tarde para el potencial de sus dedos, así que un director de orquesta llamado Charles Munch le sugirió que estudiase percusión para poder comprender el significado real del ritmo, entrando así en el Conservatorio Nacional de Música de París. Allí se especializó en timbales, estudiando una incipiente música electrónica e interesándose vivamente en exóticas músicas de India, Rusia, Japón, Arabia y Sudamérica, esenciales en su posterior obra cinematográfica.

Tras graduarse, trabaja durante cuatro años con Pierre Boulez como adaptador de la compañía teatral de Jean-Louis Barrault; y de 1951 a 1963 es nombrado director musical del Teatro Nacional Popular (T.N.P.) de Francia, dirigido por su fundador, el actor Jean Vilar, donde compone para diversas obras escénicas de escritores como Albert Camus, Harold Pinter, André Breton, y Jean Cocteau.

Gracias a los conocimientos de implicación con la escena adquiridos en el teatro, en 1952 inicia su relación con el director Georges Franju en el famoso cortometraje "El hotel de los inválidos", al que seguirían los films "La cabeza contra la pared", "Ojos sin rostro" y "Relato íntimo".



 
Durante los años 60 y 70, Jarre reafirma un estilo personal resuelto siempre con un talento natural para adecuar su melodía a los distintos países donde se desarrolla la acción, destacando sus marchas fanfárricas para "Los profesionales", "Villa cabalga!", "El hombre que pudo reinar", "¿Arde París?", "Grand Prix", "La noche de los generales" o "Mahoma, el mensajero de Dios".


Estableció un binomio muy fructífero con David Lean, director para quien recreó sus espectaculares incursiones en el mundo: África, Irlanda, Rusia e India. Además de "La hija de Ryan" (1970), tres de sus colaboraciones le proporcionaron al compositor francés el Oscar de la Academia: "Lawrence de Arabia" (1962), "Doctor Zhivago" (1965), y "Pasaje a la India" (1984). Su unión es una de las más gloriosas que ha existido en la comunión música-imagen.

David Lean y Maurice Jarre

De este modo, se consolida como el más brillante e internacionalmente reconocido de los compositores europeos, instalándose en Estados Unidos y, a la vez, busca nuevas experiencias en colaboraciones con grandes directores como Alfred Hitchcock ("Topaz"), John Huston ("El hombre de McKinstosh"), Luchino Visconti ("La Caída de los Dioses"), Luis García Berlanga ("Tamaño natural"), y Elia Kazan ("El último magnate").

Durante gran parte de la década de los 80, su estilo se recicla, comenzando a experimentar melodías con sintetizador, quizá mediatizado por el éxito que su hijo Jean-Michel obtiene con su disco “Oxígene”. De este cambio de instrumentos, que no de estilo, se benefician sus atmosféricas colaboraciones con el australiano Peter Weir en "El año en que vivimos peligrosamente", "La costa de los mosquitos", "Único testigo", y "El club de los poetas muertos". 

  
Su ritmo de trabajo decae considerablemente durante los 90, por lo que se centra más en su labor como director de orquesta, ofreciendo conciertos de su música por medio mundo. Debido a su importante labor musical, recibe la Legión de Honor francesa en 1994; es homenajeado por la Sociedad para la Preservación de la Música de Cine en una cena ofrecida por la Universidad del Sur de California en 1996; y actualmente, Maurice Jarre tiene en el Paseo de la fama de Hollywood la estrella número 2001 con su nombre. Tras una dura lucha contra un cáncer que le obligó a retirarse de la vida pública, el compositor galo fallecía en su retiro de Los Ángeles a la edad de 84 años.


Una docena de Bandas Sonoras imprescindibles:

·         1988: Gorillas in the Mist (Gorilas en la niebla)
·         1985: Witness (Unico testigo)
·         1984: A Passage to India (Pasaje a la India)
·         1982: The Year of Living Dangerously (El año que vivimos peligrosamente)
·         1980: Lion of the Desert (El león del desierto)
·         1976: Mohammad Messenger of God (Mahoma, el mensajero de Dios)
·         1975: The Man Who Would Be King (El hombre que pudo reinar)
·         1970: Ryan´s Daughter (La hija de Ryan)
·         1969: La caduta degli dei (La caída de los dioses)
·         1966: Paris brûle-t-il? (¿Arde París?)
·         1965: Doctor Zhivago (Doctor Zhivago)
·         1962: Lawrence of Arabia




Estudio del CD. “Lean by Jarre”.
Jorge L. Viera.


Un genio anda suelto, y es alguien no demasiado reconocido en la actualidad. Un genio anda suelto y su silencio duele; duele porque Maurice Jarre es uno de los grandes de la Música del Cine que ha dejado una huella eterna en el imaginario de los aficionados, aquellos que seguimos disfrutando su arte imperecedero. Un genio anda suelto y esta reseña pretende ser una más que forme parte de un homenaje permanente.

En el arte y la técnica cinematográfica, la relación entre un director y un compositor encuentra un beneficio mutuo en los habitualmente llamados "binomios", ya que en estos casos el éxito de un director de cine encuentra bases sólidas en el talento de un compositor que lo entienda, lo acompañe y cree para el filme lo que podríamos llamar un subtexto, que contribuya a su íntegra comprensión y afianzamiento por parte del público.

En la historia del cine, mucho camino ha recorrido Maurice Jarre junto a Sir David Lean, desde aquella primera e inconmensurable colaboración en 1962 con “Lawrence of Arabia”. Superproducción en la que Jarre era un músico tan joven como desconocido, al que en modo alguno le pudo la presión de una epopeya de estas características. Cuenta la leyenda que Lean y Sam Spiegel, el productor de la cinta, buscaron inicialmente a tres músicos distintos para el film. Aram Khachaturian (“The Battle Of Stalingrad”, 1949, “Othello”, 1955) quien se encargaría de la música árabe, Sir Malcolm Arnold (“The Sound Barrier”,1952, “Trapéese”, 1956, “The Bridge On The River Kwai”, 1957) que haría lo propio con la parte británica; y en cuanto al tercero, el propio Jarre, sólo le quedaría la ingrata labor de confeccionar los temas de relleno. Tamaño planteamiento como era previsible, no funcionó. Ocasión que el compositor francés aprovechó para acercarse tímidamente a Lean y, con la máxima cautela, exponerle parte de su material. Esta decisión cambiaría la vida del galo, toda vez que al escucharlo el gran director, simplemente comentó: "esto es precisamente lo que buscaba". De este curioso modo, comenzaría una excelente relación músico-director que se mantuvo impertérrita por más de treinta años, ofreciendo al público auténticas joyas tanto fílmicas como musicales.

Lawrence de Arabia
Tras el fallecimiento de Sir David Lean, en los comienzos de la década de los 90, Jarre preparó un concierto/ homenaje a la memoria del insigne director y encontró al mismo tiempo una buena oportunidad para repasar su trabajo en común. Así, desfilan en este CD, suites especialmente preparadas de las inmortales “Lawrence of Arabia”, “Doctor Zhivago”, “La hija de Ryan” y “Pasaje a la India”. Piezas que finalmente serían grabadas en vivo en el año 1992, en un concierto celebrado en el mítico teatro Barbican Hall de Londres, con el autor al frente de la solvente Royal Philharmonic Orchestra.
 
Doctor Zhivago
Este concierto incluyó, excepcionalmente, dos composiciones originales escritas para la ocasión. La primera se titula “Remembrance” (Recuerdo), y no es sino una obertura triunfante de cuatro minutos de duración, en la que el galo incluye pequeñas pinceladas de sus magníficas composiciones para los filmes de Lean. La segunda pieza especialmente concebida para el evento fue el “Offering” (Ofrenda), escrita especialmente para acompañar imágenes documentales de la boda del director. Este tema, de excelsa suavidad y abiertamente poético, presenta la particularidad de incluir también algún fragmento de “Pasaje a la India” (score ganador del Oscar de la Academia). Se puede apreciar en una escucha atenta, que ambos temas fueron escritos desde la admiración y el respeto de un amigo hacia otro, con una sensibilidad que va más allá de lo estrictamente profesional.

La hija de Ryan
No obstante, no podemos obviar el incontestable hecho de que la obra más importante en este álbum sigue siendo "Lawrence of Arabia". En esta edición, tendremos la ocasión de escuchar la versión orquestada originalmente por el compositor Gerard Schurmann (“Horrors of the Black Museum”, 1959, “The Lost Continent”, 1968), que incluye un popurrí de los fragmentos “Main Title”, “Rescue of Qasim” y el “Overture”, todo ello presentado de forma radiante en una magnífica interpretación. El álbum cuenta además con una excelente grabación realizada por Shawn Murphy, que ubica al oyente/espectador prácticamente en medio del concierto.

PAsaje a la India
Pero en “Lean by Jarre”, todavía hay más alicientes que justifican su carácter de álbum imprescindible para el aficionado. Aparte de la inclusión de otra obra imprescindible como el "Doctor Zhivago", con la imperecedera melodía dedicada a Lara, encontraremos también en esta edición doble una versión especial de aquella secuencia del ataque de los simios incluída en el filme “Pasaje a la India”, en la que Jarre muestra a su público cómo es el proceso de grabación en estudio del soporte musical para un film. La intención del director era que ese momento representara -metafóricamente- la primera violación que sufre la protagonista al encontrarse en tierra ajena; su idea original de querer emplear cuatrocientos monos se vio reducida en la realidad a poco más de una docena. Fue entonces cuando -como es costumbre-, se recurrió al músico para que salvase la escena mostrando desde el pentagrama que aquella simple docena de simios era mucho más peligrosa de lo que aparentaba.

La enorme capacidad de Maurice Jarre para generar emoción, reflexión o ansiedad es única entre sus pares. Los que amamos la verdadera música de cine, continuaremos admirándole más allá del tiempo mismo. El único futuro posible para su música es como el de los buenos vinos: sólo le queda seguir mejorando.

Maurice Jarre
Y, para finalizar, os dejamos con el tema principal de esa obra maestra llamada “Lawrence de Arabia”. La Auckland Symphony Orchestra dirigida por el maestro Peter Thomas nos deleita con este clásico tema musical de Maurice Jarre. 


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