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sábado, 22 de agosto de 2020

Mirando hacia atrás con ira (Tony Richardson, 1958)


Título original: Look Back in Anger. Dirección: Tony Richardson. País: Reino Unido. Año: 1958. Duración: 99 min. Género: Drama.
Guión: Nigel Kneale, basado en la obra de John Osborne. Fotografía: Oswald Morris. Música: John Addison. Producción: Distribuida por Warner Bros. Woodfall Film Productions.
Nominada al Globo de Oro 1959 a Mejor Actor Dramático (Richard Burton). 4 nominaciones a los Premios BAFTA 1959, incluido Mejor Película.


Estreno mundial: 28 mayo 1959, en Londres.

Reparto:
Richard Burton, Claire Bloom, Mary Ure, Edith Evans, Donald Pleasence, Gary Raymond, George Devine, Nigel Davenport.
      
Sinopsis:
Jimmy Porter es un hombre culto que, a pesar de su educación universitaria, apenas puede conseguir un trabajo en una tienda de caramelos. Así, Jimmy considera su vida personal y profesional muy frustrante, y vive, además, lleno de amargura a causa de la sociedad que le rodea.

Comentarios:
El de 1958 fue un año importante para el cine británico, y en general para la cultura de tal país, pues supuso la eclosión de un movimiento -el de los "angry young men"- que iniciado pocos años antes desde el marco de la crítica y el teatro, supondría una importante transformación y renovación del cine, inaugurando la escuela del Free Cinema, del que este filme es magnífico ejemplo, y casi pistoletazo de salida (más allá de los antecedentes que se quieran ver en el "Breve Encuentro" de Lean, y en la coetánea "Room at the Top", de Clayton).
Así, el mismo año en que se publicaba el manifiesto de Lindsay Anderson, en el que éste explicaba la postura rebelde, realista e innovadora que caracterizaría a los autores del Free Cinema, Tony Richardson, hombre proveniente del teatro, dirigía esta película, adaptando una obra emblemática del dramaturgo John Osborne, también ligado al movimiento de los "jóvenes airados". La película encarna a la perfección las preocupaciones e intereses del movimiento, presentando una galería de personajes que parecen vivir a contrapelo, sintiéndose íntimamente incómodos consigo mismos y con el papel que la sociedad parece haber diseñado para ellos. Ello les genera una enorme frustración que provoca estallidos de ira, comentarios hirientes, pero también la necesidad de acompañarse en su desorientación. Ninguno de los personajes principales que nos propone la película encaja bien en el mundo, y es por eso que, más allá de las discusiones y desprecios que surgen entre ellos, se necesitan mutuamente.


El guión, adaptado por el propio Osborne y por Nigel Kneale, aporta una mirada penetrante sobre los personajes, que parecen magníficamente concebidos como arquetipos de esta actitud airada e incómoda, actitud que encuentra su perfecta encarnación en el personaje de Richard Burton (que está soberbio), pero también, aunque de forma menos ostentosa, en el resto de protagonistas, sobre todo en el caso de las dos mujeres, la sufriente Mary Ure y la potencialmente arrebatada Claire Bloom. Destacan además algunas frases excelentes, que retratan muy bien a los personajes, como cuando a propósito de Jimmy se afirma que "parece haber nacido en la época equivocada", o la ocasión en que Alison compara las actitudes desengañadas de su padre y su esposo (Jimmy), afirmando ante el primero que su desengaño proviene de sentir "que todo ha cambiado", mientras que el de su esposo procede de percibir "que nada ha cambiado": dos polos opuestos que, de nuevo, no encajan en el mundo retratado en la película. Precisamente tal retrato responde también a los parámetros conceptuales del Free Cinema, especialmente crítico con la sociedad burguesa y el clasismo británico, como ponen de manifiesto en todo momento los comentarios de Jimmy hacia la acomodada familia de su esposa, la religión, etc. Hay pues un afán por realizar un cine realista y socialmente comprometido, siempre desde una postura crítica hacia la realidad circundante.


Formalmente el filme no alberga rupturas radicales como las que caracterizarían a otros autores, más proclives a la experimentación con el montaje (abruptos saltos temporales), la luz y el sonido (con frecuencia otros directores optan por una estética poco elaborada, casi amateur, y por el sonido directo). En realidad si hay que destacar algo, -aparte de la estupenda música de Jazz, debida a Chris Barber, trombonista que vemos al principio del filme, junto a Jimmy- es la excelente fotografía de Morris, tendente a oscurecer y contrastar, envolviendo en sombras a los personajes. Bien rodada, destaca la última secuencia, verdaderamente hermosa, en la que la iluminación y la puesta en escena contribuyen a incrementar el dramatismo que desprende esa pareja de jóvenes libremente airados. (Quatermain)
Recomendada.


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