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lunes, 13 de julio de 2020

Las mujeres de verdad tienen curvas (Patricia Cardoso, 2002)


Título original: Real Women Have Curves. Dirección: Patricia Cardoso. País: USA. Año: 2002. Duración: 90 min. Género: Comedia dramática.  
Guión: George LaVoo, Josefina Lopez. Fotografía: Jim Denault. Música: Heitor Pereira. Montaje: Sloane Klevin. Producción: HBO / Newmarket.
Premio del Público y Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance 2002. Premio del público joven en el Festival de san Sebastián 2003.
Estreno en España: 1 agosto 2003.

Reparto: América Ferrera (Ana), Lupe Ontiveros (Carmen), Ingrid Oliu (Estela), George López (Sr. Guzmán), Brian Sites (Jimmy), Lourdes Pérez.
 
Sinopsis:
Ana, una adolescente méxico-americana, está a punto de convertirse en mujer. Vive en la comunidad hispana del Este de Los Ángeles, y recién acabado el instituto su profesor la anima para que solicite una beca para estudiar en la Universidad de Columbia. Pero sus tradicionales padres piensan que no es tiempo para estudiar, sino para ayudar a su familia. Dividida entre sus ambiciones personales y su tradición cultural, accede a trabajar con su madre en la fábrica de costura de su hermana, en el centro de Los Ángeles.

Comentarios:
Esta película fue realizada en los EEUU por la directora colombiana, Patricia Cardoso, que, como latina residente en los EEUU y como buena antropóloga, radiografía la sociedad chicana de Los Ángeles a través de una familia de migrantes, extensa paradigmática, cuyas principales protagonistas son las mujeres. Este proyecto nació de la adaptación cinematográfica de la obra teatral del mismo título de Josefina López, basada en su autobiografía como inmigrante mexicana, sin papeles, y trabajadora en el taller de costura de su hermana.

El film, según Patricia Cardoso, puede catalogarse de “comedia dramática”  o “dramedy” como se denomina en los EEUU, género muy cultivado por la cineasta, y que tiene unas raíces muy latinoa-mericanas, y, sobre todo colombianas. Para la directora la mejor forma de hacer una crítica a la dura realidad social es a través de la comedia, del humor, de un cierto humor negro, que entronca con toda una tradición cultural hispánica. La obra de Cardoso es sencilla, de fácil comprensión, llega a un amplio público, pero plantea una profunda y crítica reflexión a la mentalidad tradicional patriarcal.


Las mujeres de verdad tienen curvas es también una mordaz crítica al capitalismo salvaje estadounidense y a sus patrones estéticos femeninos, a  sus “barbies” anoréxicas, como así se muestra en una secuencia del film, en donde las mujeres, inmigrantes, latinas o chicanas, trabajadoras de un taller de costura revelan su cuerpo, sus curvas, rebelándose ante los cánones “estéticos” impuestos por el machismo hetero-patriarcal. Esta secuencia, llena de humor negro, es la que da nombre al film. La propia cineasta refiere así la misma: “Cada vez que veo la escena en que todas las mujeres que están en el taller de costura se quitan la ropa, me conmuevo, pues durante los ensayos yo hablé con ellas de eso: hablamos de que toda la gente es bella pero no nos damos cuenta”.


Las mujeres de verdad tienen curvas se enriquece de la formación en Antropología Cultural de su directora, pues no solo muestra imágenes, casi de documental, de los barrios latinos, principalmente chicanos, de la ciudad de Los Ángeles, sino también nos introduce en el espacio doméstico del mundo inmigrante con sus conflictos, crisis de identidad y tensiones intergeneracionales.

Así pues, a través de sus actores, casi paradigmáticos, Cardoso nos ofrece un complejo caleidoscopio de identidades en el que contemplamos a dos generaciones migrantes: La Primera Generación que adopta diversos comportamientos: por un lado, tenemos al inmigrante latino, que se adapta, sin olvidar sus raíces, está representado en el personaje del abuelo, cuyo sueño de integración en la nueva sociedad lo deposita en la tercera generación, en su nieta Ana, ella es su tesoro, es su oro, es la que hará realidad “el sueño americano”, ese guiño, esa complicidad entre la primera y tercera generación de inmigrantes es un hecho, muy común, del que nos habla la Sociología. 


Por otro lado, en esa primera generación, están también los padres de Ana: Doña Carmen (Lupe Ontiveros) asimilada y anulada por un capitalismo salvaje como única forma de supervivencia económica, pero al mismo tiempo está anclada en un imaginario tradicional, supersticioso y machista, cuyos esquemas pretende transmitir e imponer a toda costa a sus hijas. Los valores patriarcales, casi siempre, transmitidos por las madres, hacen acto de presencia en el rol adoptado por Doña Carmen, una mujer que va de víctima, castradora, manipuladora, envidiosa, desclasada e inmovilista que solo desea para sus hijas el estado del matrimonio convencional, como la única carrera y vocación a la que están llamadas las mujeres, condenadas a perpetuar valores retrógrados, que solo generan el ostracismo y la no integración de la población inmigrante en la sociedad de acogida.

El padre de Ana, Raúl García (George López) mantiene los símbolos externos de su identidad cultural mexicana (el sombrero mexicano) pero se esfuerza por integrarse en la nueva realidad, aprendiendo el idioma y hablando el inglés en el entorno adecuado.

La  Segunda Generación, representada por Estela (Ingrid Oliu) hermana mayor de Ana que trabaja muy duro para sacar adelante un pequeño e insalubre taller de costura (overlock), cosiendo vestidos en serie por los que le pagan 18 dólares, pero que las grandes firmas venden en el mercado a 600. Estela sueña con ser diseñadora de moda, su sueño americano le hace doblegarse (asimilarse) a las pautas explotadoras del capitalismo salvaje; por otro lado, está Ana, la protagonista principal que, sin olvidar su origen latino, se integra a la nueva sociedad. A través de Ana, la cineasta Patricia Cardoso hace un guiño a la educación superior (universitaria) como única posibilidad de integración, de salir del gueto chicano, e introducirse en el  país de las ¿oportunidades?


Otros personajes son las mujeres inmigrantes, trabajadoras en el taller de costura, que viven confusas entre su identidad de origen y la adaptación al país de acogida.

Un ejemplo de integración es Mister Guzmán, profesor en el Instituto de Beverly Hills, donde estudia Ana. Guzmán, de origen latino, representa el éxito social y económico de los emigrantes latinos gracias a la educación superior. 


A modo de conclusión, esta película aborda de forma amena y divertida cuestiones acerca del conflicto de las segundas generaciones de inmigrantes, la identidad cultural, el descubrimiento de la sexualidad y el amor en la adolescencia o la explotación laboral de las trabajadoras de origen extranjero; también destaca la posibilidad de progreso de las segundas generaciones a través de la educación superior como única vía de integración. Es un film realizado por mujeres, interpretado por mujeres y dirigido a mujeres, pero sin excluir a nadie, pues también los hombres están presentes y tratados con mucha delicadeza. (María Dolores Pérez Murillo)
Recomendada.


1 comentario:

  1. Por primera vez he visto una pelicula q muestra perfectamente el schism y el overlapping entre generaciones de una famila inmigrada al US. Que la directora es antropologa es un enorme plus.

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