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lunes, 15 de junio de 2020

Zama (Lucrecia Martel, 2017)


Título original: Zama. Dirección: Lucrecia Martel. País: Argentina. Año: 2017. Duración: 115 min. Género: Drama.
Guión: Lucrecia Martel, basado en la novela de Antonio Di Benedetto. Fotografía: Rui Poças. Sonido: Guido Berenblum. Montaje: Karen Harley. Vestuario: Julio Suárez. Ayudante de Dirección: Fabiana Tiscornia. Maquillaje: Marisa Menta. Dirección artística: Renata Pinheiro. Diseño de Producción: Javier Leoz. Producción: Benjamin Domenech, Santiago Gallelli, Vania Catani.
Presentada en la sección oficial del Festival de Venecia 2017 (fuera de concurso). Mejor Dirección, Dirección artística y Sonido en el Festival de La Habana 2017. Premio Especial del Jurado (mención especial) en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2017. Nominada a Mejor película Hispanoamericana en los Premios Goya 2017. Nominada a Mejor Película Iberoamericana en los Premios Ariel 2017.
Estreno en Sevilla: 19 enero 2018

Reparto: Daniel Giménez Cacho (Don Diego de Zama), Lola Dueñas (Luciana Piñares de Luenga), Matheus Nachtergaele (Vicuña Porto), Juan Minujín (Ventura Prieto), Nahuel Cano (Fernández), Daniel Veronese (gobernador), Rafael Spregelburd (capitán Hipólito Parrilla).
 
Sinopsis:
Narra la historia de Don Diego de Zama, un oficial español del siglo XVII asentado en Asunción que espera su transferencia a Buenos Aires. Es un hombre que espera ser reconocido por sus méritos. Pero en los años de espera pierde todo. Decide atrapar un peligroso bandido y recuperar su nombre...

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Película dirigida por la cineasta argentina Lucrecia Martel, coproducida por Argentina, Brasil, España, México, Francia, Holanda, EEUU y Líbano.
En la Sección Oficial del 14 Festival de Cine de Sevilla la película Zama fue presentada por su actriz principal, Lola Dueñas, y los productores de El Deseo (Agustín Almodóvar y Esther García) que elogiaron a la directora argentina, Lucrecia Martel, por su regreso al cine tras una década de ausencia. Zama, su cuarta película, se basa en la novela homónima de Antonio di Benedetto (1922-1986), escrita en 1956 y considerada una de las mejores novelas en castellano.
Zama simboliza un viaje distópico. Diego de Zama espera. El antiguo corregidor,  enviado por la Corona española a Paraguay en pleno siglo XVIII, aguarda día tras día un ansiado traslado a Buenos Aires  y otea en el horizonte para ver si se aproxima un barco con noticias del rey o de su mujer y sus hijos.
Martel nos lleva de viaje por una geografía olvidada, a la zona del “gran pantanal”, un área periférica o fronteriza, un espacio de nadie o “vacío”  entre los actuales países de Argentina, Paraguay y Brasil. Cronológicamente, pese a los “anacronismos”,  estamos en el siglo XVIII, a finales de la colonización hispánica, en  una región de barbarie, olvidada, patio trasero de la Colonia y del Virreinato del Río de La Plata. Zama vive esperando su traslado a la ciudad de Lerma, es una espera interminable y kafkiana. Esa espera sirve para mostrarnos el paisaje del pantanal, donde todo está empantanado como en una ciénaga, donde nada sucede más allá del letargo, la corrupción y la decadencia que todo lo inundan y devoran  para sumergirnos en el caos. 



La singular cámara de Lucrecia Martel unida a los sonidos humanos, de animales y objetos, recorre un paisaje ardiente, primitivo, y hostil del que forman parte unos personajes anacrónicos, ataviados con pelucas y casacas, que aman al son de la música de los indios tabajaras y viven en la “locura  equinoccial” del Paraná, sin esperanza. Esta película es un magnífico alegato a una colonización dominada por la desidia, el abandono, el olvido y el caos, como piedra angular de todo un sistema que pervivió y pervive  en América Latina a pesar de las “Independencias”.
La obra de Martel tiene muchos guiños de otras películas que han tratado la colonización hispánica como: Aguirre, la cólera de Dios (Werner Herzog, 1972); La última cena (Tomás Gutiérrez Alea, 1976); Jericó (Luis Alberto Lamata, 1990); La misión (Roland Joffé, 1986). También la influencia de Glauber Rocha es patente en este film de Lucrecia Martel, lo que le otorga cierto aire de western del que hablan algunos críticos, pero de western latinoamericano, concretamente brasileño, siendo ésta una lengua que se habla en el film para significarnos la geografía fronteriza y periférica de un lugar distópico, de una tierra de nadie hundida en la nada.
Es una obra de arte cinematográfica, a veces difícil por sus muchas elipsis, es un rompecabezas de los que gustan a Lucrecia Martel para mostrarnos el asfixiante caos de una barbarie real protagonizada por la decadente civilización occidental.


Según Manu Yáñez para la revista Fotogramas: “En 'Zama', como en todos los films  de Martel, los bordes del encuadre escinden los cuerpos de los personajes, los planos no se reenfocan (dejando en un limbo borroso a los personajes que se atreven a moverse), el fuera de campo sonoro dice tanto o más que las imágenes, y las elipsis narrativas ayudan a poner bajo sospecha el flujo natural de las historias y la Historia”. (María Dolores Pérez Murillo)
Recomendada.


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