Durante
mucho tiempo, el concepto de película de acción ha sido un cajón de sastre en
el que han tenido cabida numerosos géneros. El western, la película de
aventuras o de espionaje y la película policíaca formaban parte de esta
categoría siempre y cuando otorgaran un lugar destacado a las secuencias de
acción (persecuciones, luchas, peleas, destrucciones, masacres) y no ahondarán
en sutilezas de tipo psicológico o en recursos formales. No fue hasta mediados
de los años ochenta cuando el cine de acción se convirtió en un género por
derecho propio en la industria americana.
Última
en aparecer en la gran pantalla, la película de acción encadena sin
interrupción secuencias de acción hipertrofiadas. Impone personajes
sobrehumanos y maniqueos que luchan brutalmente, sin complejos ni escrúpulos,
en pro de la defensa de los valores americanos, a menudo conservadores. La
película de acción escenifica una extraña coreografía de violencia y muerte.
El
mundo de la película de acción es muy asequible: los malvados son poderosos y
tenaces, el protagonista se encuentra desesperadamente solo y debe desplegar
fuerzas sobrehumanas para vencer. Está fuera de lugar que el espectador se interrogue sobre la legitimidad de los
métodos, la necesidad de la lucha (es obvia), ni la violencia empleada (el final justifica siempre los medios).
La
forma otorga prioridad a la acción en su máxima expresión: guión técnico
extremadamente fragmentado y planos muy cortos, efectos especiales
espectaculares, imágenes contrastadas, colores saturados, montaje a puñetazos,
música estrepitosa… No existe el más mínimo espacio para el sueño o la
reflexión. El sistema formal de delimitación implantado se asemeja al de la
película publicitaria: se trata de bombardear y de imponer, no de permitir ver
y pensar.
La
película de acción (en el marco del género) se inspira en las producciones de
bajo presupuesto características de muchas películas de la serie B de los años treinta
a los cincuenta: rapidez de acción, nerviosismo del tratamiento. Pero se trata
de películas elaboradas con sumo cuidado, de blockbusters, de un producto costoso, calculado y después
promocionado con esmero por una major conpany,
todo ello con el fin de alcanzar de pleno a un público previamente seleccionado.
Estas
son 10 de sus películas esenciales:
1. Acorralado. (Ted Kotcheff, 1982)
Cuando
John Rambo (Silvestre Stallone), un veterano boina verde, va a visitar a un
viejo compañero de armas, se entera de que ha muerto víctima de las secuelas de
la guerra. Algunos días después, la policía lo detiene por vagabundo y se
ensaña con él. Entonces recuerda las torturas que sufrió en Vietnam y reacciona
violentamente.
Una
buena película de acción, rodada con firmeza, pero que encubre hábilmente un
mensaje de lo más conservador.
2. Terminator. (James Cameron, 1984)
Los
Angeles, año 2029. Las máquinas dominan el mundo. Los rebeldes que luchan
contra ellas tienen como líder a John Connor, un hombre que nació en los años
80. Para acabar con la rebelión, las máquinas deciden enviar al pasado a un
terminator, cuya misión es eliminar a Sarah Connor, la madre de John, e impedir
así su nacimiento.
Aunque
el guión no sea nada del otro mundo, encierra una acertadísima puesta en escena
y unos efectos especiales realmente espectaculares.
3. Comando. (Mark L. Lester, 1985)
El
coronel John Matrix (Arnold Schwarzenegger), experto en artes marciales, es un
comando sin igual; sin embargo, debido al número de operaciones especiales en
las que ha intervenido, ha sido 'jubilado' para protegerlo de quienes desearían
vengarse de él. Pero un dictador sudamericano despiadado y vengativo ha logrado
localizarle y secuestrar a su hija. Para recuperarla, Matrix deberá volver a
Sudamérica con una última misión: acabar con el presidente Velásquez.
'Comando'
se ha convertido en una película de acción icónica por propio derecho.
4. Depredador. (John McTiernan, 1993)
Un
grupo de mercenarios es contratado por la CIA para rescatar a unos pilotos que
han sido apresados por la guerrilla en la selva centroamericana. La misión es
un éxito, pero durante el viaje de regreso se dan cuenta de que algo misterioso
e invisible está dándoles caza uno a uno. Ese algo resulta ser un cazador
alienígena que se queda con las calaveras de sus víctimas como trofeos.
Entretenida
historia con buenos efectos especiales. Conseguidas dosis de acción.
5. Speed: Máxima potencia. (Jan de Bont,
1994)
Jack
Traven (Keanu Reeves) es un intrépido policía de Los Ángeles. Sobrevivir en
esta ciudad no es nada fácil para un agente de la ley, pero Jack, además de
disfrutar de una proverbial buena suerte, conoce perfectamente los trucos para
sortear el peligro. Tendrá, sin embargo, que afrontar una dura prueba cuando
queda atrapado en un autobús urbano que lleva instalada una bomba programada
para explotar si el vehículo disminuye su velocidad a menos de 80 kilómetros
por hora. Empieza así una loca carrera por la ciudad, con Jack intentando dar
confianza a la joven pasajera (Sandra Bullock) que ha sustituido al conductor,
herido por los secuestradores.
Si
buscas el súmmun de las películas de acción, prueba con esta: una chispeante
mezcla de suspense y diversión que te da el subidón de una desbocada montaña
rusa.
6.
Broken Arrow: Alarma nuclear. (John Woo, 1996)
Durante
unas maniobras militares en un sofisticado avión que transporta dos cabezas
nucleares, el mayor Deakins (John Travolta), que es el piloto, intenta asesinar
al copiloto, el capitán Hale (Christian Slater), para robar la carga y pedir un
rescate al gobierno de los Estados Unidos. Pero Hale consigue sobrevivir y con
la ayuda de una ranger (Samantha Mathis) del Parque Nacional donde ha
aterrizado, intentará detener a Deakins.
Los
mejores rasgos del estilo Woo están aquí: el inspirado trabajo de cámara, la
acción bellamente coreografiada y los inesperados momentos de reflexión en las
escenas más tensas.
7. El pacificador. (Mimi Leder, 1997)
Un
tren que transporta cabezas nucleares sufre un accidente en los Urales (Unión
Soviética) y provoca una explosión nuclear. La Dra. Julia Kelly (Nicole
Kidman), una funcionaria del gobierno americano experta en contrabando nuclear,
descubre que el accidente forma parte de una trama relacionada con el tráfico
de arsenal nuclear, una tapadera para ocultar el robo de material militar por
parte de una organización mafiosa con destino a la venta a organizaciones
terroristas. El coronel Thomas Devoe (George Clooney) y ella reciben el encargo
de capturar a los culpables e impedir la venta del material en la frontera
iraní.
La
ópera prima de Mimi Leder, directora curtida en las series de televisión, cuenta
con una buena factura técnica y dos atractivas estrellas al servicio de una
historia trepidante pero poco original, demasiado convencional para ser la
tarjeta de presentación de la productora SKG Dreamworks que nacía con la
ambición de convertirse en un gran estudio.
8. Starship Troopers (Las brigadas del
espacio). (Paul Verhoeven, 1997)
En
una sociedad futura, se arenga a los estudiantes para que se alisten en el
ejército y se conviertan en ciudadanos. Johnny Rico se alista para seguir a su
novia, pero acabará participando en una cruenta guerra contra los insectos del
planeta Klendathu, tras la muerte de sus padres a causa de un meteoro lanzado
por esos insectos contra su ciudad natal.
Con
unos impresionantes efectos especiales (nominados al Oscar), el film se crece y
nos regalan secuencias verdaderamente impactantes.
9.
Matrix. (Lilly Wachowski & Lana Wachowski, 1999)
Un
programador pirata recibe un día una misteriosa visita... Nada más se debe
contar de la sinopsis de Matrix. Es
más, si todavía no la ha visto, no deje que nadie le cuente qué es Matrix. Porque gran parte del éxito
mundial de esta fascinante y entretenidísima película se basa en su original
guión, asombrosa idea -el solipsismo robótico- producto de la era tecnológica
en la que vivimos. Si a ello le unimos su revolucionaria estética -con espectaculares
y trepidantes escenas de acción nunca vistas en el género-, tendremos el porqué
de la consagración de esta deslumbrante cinta fantástica como el mayor film de
culto de final de siglo. Puede que en unos años quede obsoleta, pero para
entonces ya nada nos hará olvidar el día que descubrimos qué es Matrix... y a
aquella Trinity (Carrie-Anne Moss), auténtico hielo -que de frío quema-, la más
hipnótica heroína de estos tiempos cibernéticos.
10. Kill Bill. (Quentin Tarantino, 2003)
El
día de su boda, una asesina profesional (Uma Thurman) sufre el ataque de
algunos miembros de su propia banda, que obedecen las órdenes de Bill (David
Carradine), el jefe de la organización criminal. Logra sobrevivir al ataque,
aunque queda en coma. Cuatro años después despierta dominada por un gran deseo
de venganza.
Brillantísima
revisitación de las películas de acción de los sesenta. Kill Bill tiene todas las características del cine del americano:
violencia coreográfica, largos tiempos muertos en los que la mirada no puede
alejarse de la pantalla y una mezcla genérica tan hábil como personalísima. La
película es un producto construido con artesana paciencia y lleno de momentos
de restallante originalidad.
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