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lunes, 13 de mayo de 2019

Jaulas (Nicolás Pacheco, 2018)



Título original: Jaulas. Dirección: Nicolás Pacheco. País: España. Año: 2018. Duración: 96 minutos. Guión: Nicolás Pacheco. Producción: Antonio P. Pérez. Fotografía: Alejandro Espadero. Montaje: Ana Álvarez Ossorio. Música: Pablo Cervantes.

Intérpretes: Estefanía de los Santos (Concha), Marta Gavilán (Adela), Belén Ponce de León (Rosa), Manuel Cañadas (Antoñito), Antonio Dechent (Fermín), Antonio Estrada (Canario), Manolo Caro (Platillo), Manuel Tallafé (Casino), Stefan Mihai (Vasile), Mila Fernández (Palomita).

Sinopsis: Concha vive en un poblado chabolista con su hija, su hermano discapacitado y un marido cruel. Atrapada por un ambiente opresivo y machista, intentará buscar la libertad de su hija.

Parte del elenco de Jaulas

Traigo al blog una película de las que desafortunadamente no han estado mucho tiempo en cartelera, a pesar de las buenas críticas, y que conviene recuperar. Se trata de Jaulas, primer largometraje del sevillano Nicolás Pacheco, que sí tenía varios cortometrajes en su haber. Su estreno tuvo lugar en la pasada edición de la Seminci dentro de la sección oficial.

Si esta entrada no se ciñera a titularse de modo tan escueto e informativo, no  quedaría otra que optar por robar las adecuadas palabras de Jordi Batlle Caminal para su crítica en Fotogramas: “para la cofradía de coleccionistas de rarezas estimulantes”.

No se me ocurre descripción mejor que ésta para definir a quienes les va a gustar esta película. Comienza de una forma potente con secuencias hipnóticas donde se presentan personajes de los que calan y nos sitúan en un mundo de hombres cuya vida gira en torno a las apuestas de las habilidades de algunos de ellos: una invención, una fábula que sorprende y engancha.

Apostando por el mejor

En dicho mundo, dos de ellos, los que precisamente tienen la habilidad de imitar el canto de los pájaros, son los hombres que más atrapados están, pero la mirada del director se centra en las mujeres víctimas de las jaulas, las que, no es que no quieran escapar, sino que no pueden. Ha querido mostrar el atraso social de las mujeres de la marginalidad en Andalucía situando la acción en un arrabal indeterminado, siendo las localizaciones usadas San Juan de Aznalfarache, Alcalá de Guadaíra y lugares de la Sevilla no reconocible, entre ellos, Tablada.

La debutante Marta Gavilán tras los barrotes de la jaula

Para separarse de lo habitual del realismo social en el cine, utiliza una bella estética colorista, resultando muy luminosa en clara divergencia con el peso oscuro de la violencia de su contenido. Buena fotografía, con predominio de luz dorada, y buen manejo de la cámara.

Estética poética y colorista

Destaca de un modo particular la música. La banda sonora, a cargo del también sevillano Pablo Cervantes, tiene mucha personalidad y mucho protagonismo. Escuchamos la pandereta, el acordeón, muchas notas de música balcánica, pero también algo de flamenco solapado, todo redundando en la idea de desarraigo. La canción de los créditos finales, de la que es autor el propio Nicolás Pacheco, es la que muestra una filiación andaluza más evidente.

Pacheco, con experiencia en el campo del teatro y formado en la dirección de actores dentro de La Barraca, la escuela dirigida por Alicia Hermida, dirige un buen elenco. Destaca Estefanía de los Santos, que ya nos cautivó con su papel de La Caoba en Grupo 7 (Alberto Rodríguez, 2012), pero ahí están además Belén Ponce de León (que ha colaborado en casi todos los cortometrajes del director), la debutante Marta Gavilán, el bailarín y coreógrafo Manuel Cañadas, Antonio Estrada, Manolo Caro y, el siempre brillante padrino de nuestra Asociación, Antonio Dechent.

Belén Ponce de León y Estefanía de los Santos

En la película impera la sensación de fatalismo y los ecos lorquianos. Y es precisamente el personaje interpretado por Antonio Dechent el único que escapa al tono de tragedia, acercándose incluso a la comedia cuando, por ejemplo, pregunta al que acoge como posible yerno si le gustan los callos, jugando con el doble sentido de la palabra.

Antonio Dechent, Stefan Mihai y Mila Fernández

Puede suceder a veces que los quiebros de tono e incluso de género, ya que son varios los que toca la película, distraigan y desorienten. En cambio, otras, ocurre todo lo contrario: pueden ganarte porque reconoces que estás viendo algo que, cuando menos, es original. Y eso siempre es de agradecer.

Aunque es cierto que no estamos ante una obra de arte redonda y que encontramos alguna debilidad en el guión (si bien perdonable atendiendo al pretendido tono de fábula), es una muy recomendable ópera prima que creo que el tiempo colocará en su lugar, resarciendo de no haber tenido premio mayores.


Manuel Cañadas, uno de los hombres atrapados

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