En 1.918, en pleno esplendor del cine mudo, algunas de las estrellas más importantes de este género, los actores William S. Hart, Mary Pickford, su marido Douglas Fairbanks y Charles Chaplin, desencantados con las condiciones y el control que tenían sobre sus carreras los estudios de la época, tuvieron la idea se crear su propia productora. Un año más tarde, el 5 de febrero de 1.919, retirado del proyecto Hart (en pleno declive de su carrera), y con la incorporación del director, D.W. Griffith (sin estudio debido al fracaso en taquilla de Intolerancia), firmaron la creación de United Artists. La prensa del momento dijo que “los locos se habían hecho dueños del manicomio”.
Su primera película, His Majesty, the American, escrita y dirigida por Fairbanks, fue un gran éxito y generó grandes expectativas. Sin embargo, los siguientes años se fueron sucediendo los triunfos con los fracasos y los problemas económicos y los desencuentros personales comenzaron a hacer aparición. En 1.924, Griffith abandona la compañía, pero se incorporan nuevas estrellas como Buster Keaton, Norma Talmage, Gloria Swanson o Rodolfo Valentino, de forma que muchas de las estrellas del firmamento del Hollywood de la época quedan bajo el paraguas de la United Artists. Resultado de ello son películas tan destacadas como El maquinista de la general (1.926) El circo (1.928) o La reina Kelly (1.929).
Con la llegada del cine sonoro, casi todos los fundadores y estrellas de la United Artists, excepto Charles Chaplin, comenzaron su declive y sus carreras no perduraron en el cine sonoro.
No podemos decir que United Artists haya tenido un estilo determinado más allá de una gran preocupación por la calidad y por apoyar la producción independiente. Este estudio compagina durante décadas la distribución de películas de otras productoras independientes (Goldwyn, Hughes, Disney…), con la producción propia de grandes cintas de propio cuño. Así le debemos haber disfrutado de filmes como Luces de la ciudad (1.931), Scarface, el terror del hampa (1.932), Tiempos Modernos (1.936), El pequeño Lord (1.936), El Gran Dictador (1.940), Rebeca (1.940), Copacabana (1.947), Candilejas (1.952), Solo ante el peligro (1.952), Escrito sobre el viento (1.956), Con faldas y a lo loco (1.959), Exodo (1.960), James Bond contra el Dr. No (1.962), El bueno, el feo y el malo (1.966), Rocky (1.976), Novecento (1.976) y un largo etcétera.
Tras diversas y variadas crisis económicas, en 1.980, la película La puerta del Cielo de Michael Cimino supuso el hundimiento de la productora. Su alto coste (44 millones de dólares) y sus escasos ingresos (sólo 3 millones de dólares en EEUU) llevaron a United Artists a la quiebra y fue adquirida por la MGM.
Actualmente, los grandes estudios pertenecen a grandes multinacionales, y en muchas ocasiones, asociaciones de importantes cineastas se han unido para intentar emular la gesta de United Artists. Un ejemplo sería la creación de Dreamworks por Spielberg, Geffen y Katzenberg.
Hace unos años, por su parte, Tom Cruise se unió a MGM para relanzar a United Artists y “permitir a los artistas perseguir sus visiones creativas, fuera de los canales de los estudios tradicionales”. Cruise afirmo que sería otra vez “un refugio para los cineastas independientes, así como una fuente vital para desarrollar un cine de calidad”. Ahora, en el centenario de su fundación, esperamos que se cumplan estos deseos.
Mª del Carmen Santiago Rivas
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