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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Viudas (Steve McQueen, 2018)


Título original: Widows. Dirección: Steve McQueen. País: Reino Unido y USA. Año: 2018. Duración: 128 min. Género: Thriller.
Joe Walker (Montaje), Sean Bobbitt (Fotografía), Gillian Flynn, Steve McQueen, Lynda La Plante (Guión), Hans Zimmer (Música), Iain Canning, Steve McQueen, Arnon Milchan, Emile Sherman (Producción). 
4 nominaciones incluyendo Mejor Película Dramática en los Satellite Awards.
Estreno en Sevilla: 30 Noviembre 2018.

Reparto: Viola Davis (Veronica Rawlins), Elizabeth Debicki (Alice), Michelle Rodriguez (Linda), Cynthia Erivo (Belle), Colin Farrell (Tom Mulligan), Liam Neeson (Harry Rawlings), Carrie Coon (Amanda), Jon Bernthal (Florek), Daniel Kaluuya (Jatemme), Garret Dillahunt (Bash), Robert Duvall (Padre de Jack Mulligan), Lukas Haas (David), Jacki Weaver (Agnieska), Kevin J. O'Connor (Bobby Welsh), Michael Harney (Sargento Fuller), Brian Tyree Henry (Jamal Manning).

Sinopsis:
Cuatro mujeres sin nada en común y con una vida a cuál más diferente se unirán tras el asesinato de sus maridos durante un robo. Con una millonaria deuda a sus espaldas a causa de sus parejas, Verónica, Alice, Michelle Rodriguez y Belle tendrán que tomar las riendas de sus vidas y perpetrar un robo para comenzar una nueva vida solas.

Fotograma de "Viudas"

Comentarios:
Las polisemias son caprichosas y ligeramente absurdas, pero dan pistas. Que un director como Steve McQueen se llame como se llama obliga cuanto menos a una sonrisa. Siempre. Y todo por culpa de un desconcierto que acaba por infectar su cine. Así, “Viudas” es básicamente un thriller levantado sobre los planos de un supuesto robo perfecto; pero lo más importante, decíamos, es polisémico. La película cuenta la historia de cuatro mujeres que, de repente, han de tomar el puesto de sus maridos.
Lo que sigue es lo exigible en estos casos: un poco de fiebre y un bonito laberinto en el que quizá perderse. Pero, vuelta al principio, también es otra cosa. Y es aquí, en el terreno de lo diferente, donde el cineasta se mueve con la misma soltura, claridad y arrojo de siempre. Si en “Hunger” convertía una simple conversación entre un terrorista y un policía en una cinta entre el misterio y el terror; si en “Shame” utilizaba la compulsión hacia el sexo de su protagonista para ofrecer una desasosegante reflexión sobre el acto de mirar y si en “12 años de esclavitud” la idea era transformar un drama en la memoria agraviada de un pueblo entero; ahora, lo mismo. Pero de otra manera.
Si se quiere, se trata de una lectura feminista de una forma de hacer cine inflada de testosterona. Pero lo realmente llamativo, por original y brillante, es la forma en la que juega con las expectativas hasta desmontarlas del todo, hasta colocar al espectador ante la certeza de, en efecto, haber visto algo salvaje y felizmente distinto. Es la mirada misma la que cambia. Cosas de las polisemias. (Luis Martínez)
Recomendada (con reservas).


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