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jueves, 25 de octubre de 2018

'Lazzaro Felice': Una fábula social italiana que aterriza en Sevilla procedente de Cannes.



Muy pronto llegará a las pantallas de Sevilla un nuevo filme (tras el estreno de “Todos lo saben”, “Cold War” y “Burning”) de la sección oficial del Festival de Cannes 2018. “Lazzaro feliz” será el cuarto filme de Cannes que se estrene en Sevilla. Y lo hará el día 9 de noviembre de 2018. La película, dirigida por Alice Rohrwacher, se alzó con el Premio al Mejor Guión, escrito por la propia realizadora.

Esta es la historia del encuentro entre Lazzaro, un joven campesino tan bueno que para algunos es un tanto soso, y Tancredi, un joven noble arrogante que se aburre en la Inviolata, una aldea que ha permanecido lejos del mundo, controlada por la Marquesa Alfonsina de Luna. Sellan su amistad cuando Tancredi organiza su propio secuestro y pide ayuda a Lazzaro. Esta relación sincera y alegre es una revelación para Lazzaro. Una amistad tan preciosa que le permitirá atravesar el tiempo y viajar a la ciudad, en busca de Tancredi.

Recogiendo el artículo del enviado especial a Cannes, Luis Martínez, publicado en “El Mundo”, el día 14 de mayo de 2018, extraemos lo siguiente:

“La película arranca con los quehaceres de una familia perdida y aislada en medio de ninguna parte. Trabajan para la marquesa Alfonsina de la Luna. Y lo hacen ajenos a algo tan elemental como el tiempo. No hay más regla que la explotación y la miseria. Pero, y esto es lo que cuenta, sobreviven. También, a ratos, viven, se enamoran, cantan canciones y recolectan tabaco. Todo es contemplado desde los ojos del gran inocente. El Totó de Milagro en Milán es ahora Lazzaro. Atentos al trabajo proverbial de Adriano Tardiolo. Y así hasta que un accidente y un viaje en el tiempo (todo a la vez) acaben con esta Arcadia primitiva, árida y lírica. Que no necesariamente feliz. Lo que sigue discurre en una gran ciudad. La miseria es la misma, pero nada volverá a ser igual.

Con estos elementos, la directora de El país de las maravillas vuelve a componer un universo tan personal e intransferible como perfectamente compartible. De alguna manera, su mirada (ella a través de Lazzaro) bien podría ser la de cualquiera de nosotros. O mejor, la de la mejor versión de cualquiera de nosotros. El matiz importa. Si en su anterior trabajo, que ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes, la directora construía un mundo sin argumento sólo pendiente de la armonía inestable y sucia de la memoria, ahora, vuelta a empezar, insiste. Pero de forma mucho más honda, mucho más delicada. Cruel y tierna a la vez.

Si se quiere, se trata de reconstruir universos perfectos en su caos, en su necesaria imperfección. Sea el de la infancia rural y manchada de miel de su cinta anterior, sea el de un extraño rincón del planeta que, cosas que pasan, se encuentra justo aquí al lado. De nuevo, el juego de espejos por el que discurre la cinta habla de nostalgia, del choque entre lo nuevo y lo viejo, de la pérdida del sentido, de la dignidad de los castigados. Pero la voz se mantiene siempre atenta a cada detalle, a cada quiebro de la voz, a cada instante de virtud. Es comedia de puro trágico. Y al revés.

Milagro en Milán arrancaba con todos los personajes arremolinados al alrededor de un rayo de luz. "Il sole!" gritaba una voz tan cálida como desesperanzada y allí que corrían todos. Todos los pobres. Pues eso, Lazzaro felice es desde ya 'il sole' de Cannes”.

Por las reseñas críticas y por su palmarés en Cannes todos estamos expectantes al estreno de esta fabula social italiana, interpretada por Adriano Tardiolo, Agnese Graziani, Alba Rohrwacher y Sergi López.


Alba Rohewacher junto a actores de su película, en Cannes.

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