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sábado, 17 de diciembre de 2016

La comuna (Thomas Vinterberg, 2016)

 

Título original: Kollektivet (The Commune). Dirección: Thomas Vinterberg. País: Dinamarca. Año: 2016. Duración: 107 min. Género: Drama.

Guión: Tobias Lindholm, Thomas Vinterberg. Fotografía: Jesper Tøffner. Música: Fons Merkies. Montaje: Anne Østerud, Janus Billeskov Jansen. Producción: Sisse Graum Jørgensen, Morten Kaufmann.

Mejor Montaje en los Premios del Cine Europeo 2016. Sección Oficial del Festival de Berlín 2016.

Fecha del estreno: 16 Diciembre 2016 (España).

 

Reparto: Trine Dyrholm, Ulrich Thomsen, Martha Sofie Wallstrøm Hansen, Helene Reingaard Neumann, Lars Ranthe, Fares Fares, Julie Agnete Vang, Lise Koefoed, Adam Fischer, Magnus Millang, Oliver Methling Søndergaard, Rasmus Lind Rubin, Sebastian Grønnegaard Milbrat.

 

Sinopsis:

Dinamarca, años 70. Un matrimonio decide convertir su casa en una comuna. La pareja descubrirá así las peculiaridades de la vida colectiva.

 

Comentarios:

En una clase de Arquitectura Racionalista, un alumno presenta un trabajo sobre tipis. Ante el desconcierto de su profesor, el joven argumenta una defensa de los tipis que subraya su potencial para interactuar con el mundo de los sueños. “La arquitectura no tiene nada que ver con los sueños, sino con resolver cómo la gente puede vivir junta”, replica el académico, sin reparar en que, en su propia vida, hay muchos elementos que refutarían lo que acaba de afirmar. El profesor llegó al acuerdo de convertir el caserón familiar que acababa de heredar en una comuna, que, en el fondo, no es otra cosa que la apropiación de un espacio arquitectónico para tantear las posibilidades de un sueño –el sueño de la contracultura- y, de paso, indagar en otras maneras de vivir juntos más allá de las formas institucionales. Sí, la arquitectura tiene mucho que ver con los sueños. Y con la posibilidad de que se malogren.

El profesor de Arquitectura es Erik (Ulrich Thomsen), no exactamente el protagonista de esta equilibrada película coral que es La comuna, pero sí una de las tres miradas que focalizan su acción: las otras dos son las de su esposa Anna (Tryne Dyrholm) y su hija Freja (Martha Sofie Wallstrøm Hansen). La película ahonda en la fricción entre la familia y las inagotables posibilidades de interacción en un espacio doméstico convertido en territorio para la utopía. El guion parte de la obra de teatro homónima en la que Vinterberg canalizó sus propios recuerdos de infancia en una comuna: por fortuna, no es el revanchismo lo que guía su mirada.

Vinterberg se dio a conocer internacionalmente con Celebración (1998), acta fundacional del Dogma que se sustentaba, precisamente, en una de las piedras angulares del espíritu de la Contracultura: la desafiliación. Allí, el danés utilizaba su cámara como un ariete para arremeter contra la cultura de los padres. Su escritura visual ha evolucionado hacia una orgánica madurez, que le permite ser tan respetuoso con las exigencias del relato como con la sutileza expresiva de los actores, dirigiendo la atención del espectador con pertinentes modulaciones de foco y encuadre. El cineasta sigue siendo monotemático cuando le da por pulsar la nota melodramática, pero también parece haber dejado atrás su impronta tremendista. La comuna no es redonda, pero sí madura, luminosa y justa con el recuerdo de un pasado donde todo parecía al alcance de la mano. (Jordi Costa)

Recomendada (con reservas).




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