Páginas

lunes, 21 de noviembre de 2016

Recordando... Lilting, de Hong Khaou



Título original: Lilting. Dirección: Hong Khaou. País: Reino Unido. Año: 2014. Duración: 86 min. Género: Drama. Guión: Hong Khaou. Producción: Dominic Buchanan. Fotografía: Ula Pontikos. Montaje: Mark Towns. Música: Stuart Earl. Decorados: Miren Marañón. Directora Artística: Augusta Ackerman.

Intérpretes: Ben Whishaw (Richard), Cheng Pei Pei (Junn), Andrew Leung (Kai), Naomi Christie (Vann), Morven Christie (Margaret), Peter Bowles (Alan).

Sinopsis: En una residencia de ancianos de Londres, una madre china camboyana lamenta la muerte de su hijo. Un amigo del hijo irrumpe en su vida, pero carecen de un idioma común para comunicarse.

Ben Whishaw, Naomi Christie, Peter Bowles y Cheng Pei Pei

Hoy vengo a comentaros una película que elijo por ser una de esas pequeñas delicias que no van avaladas por costosas campañas publicitarias y que creo que ha pasado desapercibida para el gran público.

Es la ópera prima en el campo del largometraje del director Hong Khaou, camboyano que pasó por Vietnam antes de trasladarse con su familia al Reino Unido. Según cuenta, su madre nunca se integró en la cultura anglosajona ni aprendió el idioma, por lo que él era su vínculo con la realidad en que vivía. Así que en la base de la película tenemos notas autobiográficas.

Se trata de una película intimista que pone el acento en las interpretaciones, con escasas y sencillas localizaciones, predominando interiores, que bien podría trasladarse al teatro. Sin embargo, perdería entonces algunos de sus elementos más sobresalientes, como son los elegantes movimientos de cámara, acordes con el tempo pausado de la obra, que parecen acariciar, o significativos planos detalle y primeros planos usados con mucho acierto para mostrarnos las relaciones entre los personajes (en numerosas ocasiones sin profundidad de campo, sin conexión entre ellos).

Los personajes de Junn y Khai
Junn y Richard

Destaca también la fotografía (de Ula Pontikos), que obtuvo el premio correspondiente en el Festival de Cine de Sundance 2014 (Drama - World Cinema), donde se estrenó. Presentada en Sevilla en la XI Edición del SEFF en la sección Nuevas Olas, estuvo además nominada a los Bafta 2015 en el apartado de mejor dirección novel, aunque el galardón lo obtuvo Pride (Matthew Warchus, 2014). 

Otro aspecto a señalar, los decorados, se los debemos a la española Miren Marañón, que hace un trabajo magnífico especialmente en los interiores de la residencia de ancianos, donde recrea el ambiente de los años 50 y 60, hecho justificado con el razonamiento de que así los huéspedes estarán supuestamente más cómodos al recordar la época en que fueron jóvenes y felices.

A esto se une la música propia de esas décadas que subraya la nostalgia. Maravillosa la versión en mandarín de la canción Sway, que popularizó Dean Martin aunque ésta, a su vez, era una versión de la mexicana ¿Quién será?


Durante los créditos iniciales, la cámara recorre el mobiliario de la estancia de la residencia y finalmente vemos a Junn sentada ante una mesa con frutas y hortensias (estupenda interpretación de Cheng Pei Pei, una estrella en Asia y conocida en Occidente por el  personaje de Jade Fox en la obra Tigre y Dragón de Ang Lee). 

Las secuencias que siguen y que son anteriores a la aparición del título de la película nos presentan la declaración de intenciones del director. Una primera secuencia que recupera lo vivido y que se recreará más veces, aunque en cada ocasión se aprecian mínimas variaciones, sutiles, que indican la evolución que tiene la protagonista femenina. Esta rememoración aparece vinculada al poder evocador del olfato, al aroma de las hortensias, al igual que veremos más adelante que a Richard le sucede lo mismo con el olor de la intimidad con su pareja. Será el detonante del recuerdo o de la imaginación.


Una segunda secuencia quizá (no se explicita) imagina lo deseado. Me inclino a pensar que es así porque algo similar le ocurre después a Richard y porque el tono de la conversación es completamente distinto al anterior. Indica una complicidad relajada que podría ser la que quisiera la madre para la relación con su hijo. En cualquier caso, se nos revela que el hijo está ausente, que son miradas al pasado o a lo que no ha sido, donde son importantes los silencios, los pequeños gestos y se le dará un papel primordial a la palabra. Ésta no será relevante por sí misma, sino por el deseo sincero de comunicación del que habla y el deseo sincero de comprensión del que escucha. Algo que parece fácil, la comunicación sin más, pero que ya sabemos que no resulta así de sencillo.


En la película se evidencia a la perfección cómo la palabra puede servir para reconciliar o para levantar barreras insalvables, cómo puede ser vital o innecesaria. Siempre dependerá del uso que se le quiera dar, por mucho traductor que haya de por medio. Presenciamos todo un repertorio de situaciones en que la palabra se usa para contradecirse o ser consecuente: palabras que se escuchan y nadie las dijo realmente, palabras que se dicen y nadie las entiende, palabras que se pide que no se traduzcan, traducciones que no se han solicitado, palabras superpuestas a imágenes rememoradas o palabras que quedaron por decir. 

La consecuencia obvia es que la palabra tiende la mano cuando va unida del sentimiento. Una apología de las buenas intenciones.



2 comentarios:

  1. Maravilloso artículo.He sentido algo especial leyéndolo espero poder ver la película Isabel. Todo un lujo de detalles. Ana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana. No he querido desmenuzarla demasiado para que la disfrute quien no la haya visto. Trata otros temas que ni siquiera he nombrado. La comentaremos si la ves. Ojalá te guste. Un beso.

      Eliminar