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miércoles, 11 de mayo de 2016

La Gran Historia del Cine: La llegada del cine a España

Capítulo 3. La llegada del cine a España



El 13 de mayo de 1896, exactamente veinte semanas después de la presentación oficial en París del cinematógrafo, este llegó a nuestro país de la mano de Alexandre Promio, uno de los operadores de mayor confianza de los Lumière, y al que se le atribuye el invento del travelling por azar, al rodar unas tomas de los canales venecianos mientras paseaba en góndola.


A esas primeras proyecciones ofrecidas en Madrid por Promio asistieron Eduardo Jimeno y su hijo, dos feriantes que en seguida vieron un buen negocio en aquel invento. Tras hacerse con un aparato Lumière, no sin muchas dificultades,  montaron una  barraca  de proyección en las  fiestas del  Pilar  de Zaragoza de 1896. Pero les había salido un competidor. Otro feriante, Estanislao Bravo, se dedicaba también a exhibir las películas de los Lumière y había colgado un cartel en su barracón que decía: «En la caseta de enfrente, trece películas; aquí, catorce.» Estimulados por la competencia, los Jimeno decidieron ofrecer un producto propio y rodar la que sería la primera película del cine español. Si los Lumière habían filmado la salida de los obreros de su fábrica, ellos, católicos y españoles, rodarían La salida de misa de doce del Pilar.


Hay que decir que no todos los historiadores  se  ponen de  acuerdo  en este  hecho.  Algunos defienden que lo relatado no sucedió en octubre de 1896, sino un año después, y presentan como prueba la factura de compra de la cámara de los Jimeno, fechada en 1897. De ser cierto, el honor de haber rodado la primera película española le correspondería a José Sellier, un francés residente en Galicia que en junio de 1897 filmó El entierro del general Sánchez Bregua.

Otro nombre que merece ser destacado entre los pioneros del cine español es el del catalán Fructuoso Gelabert, que, con una cámara construida por él mismo, rodó la primera película española con argumento: Riña en un café (1897), en la que dos contertulios se enzarzaban en una pelea por causa de una mujer.




Fuente: “El cine contado con sencillez”,
Juan Zavala, Elio Castro-Villacañas y Antonio C. Martínez.

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