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martes, 15 de diciembre de 2015

Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo



Título original: Techo y comida. Dirección y Guión: Juan Miguel del Castillo. País: España. Año: 2015. Duración: 90 min. Género: Drama. Productores: Alfred Santapau y Germán García. Producción ejecutiva: Germán García. Dirección de producción: Isidre Monreal. Montaje: Juan Miguel del Castillo. Música: Miguel Carabante y Daniel Quiñones. Fotografía: Manuel Montero y Rodrigo Rezende. Diseño de sonido: Jordi Gutierrez. Sonido directo: José Aguirre. Estreno en España: 4 diciembre 2015.
Intérpretes: Natalia de Molina (Rocío), Mariana Cordero (María), Jaime López (Adrián), Mercedes Hoyos (Antonia), Gaspar Campuzano (Alfonso), Montse Torrent (Ani), Natalia Roig (Belen), Manuel Tallafé (Nacho).

Sinopsis:
Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados.

Natalia de Molina y Jaime López

Comentarios:
El director, Juan Manuel del Castillo, debuta con  una película que no es ni más ni menos que la crónica dura, terrible, de la vida de Rocío, una joven madre soltera -en paro y sin ningún tipo de ayudas o subsidios-, y su hijo de ocho años.
La acción transcurre en la ciudad de Jerez en el año 2012, en plena crisis económica, situación que refleja perfectamente la película, y así, hechos tan simples como ir a la compra o llevar al hijo al colegio se convierten en situaciones no exentas de dramatismo, porque la pobreza no sólo es un drama personal, sino que además es un estigma, por lo que hay que ocultarla. La cinta  recoge perfectamente la invisibilidad de la pobreza en esta sociedad.
El director y guionista, utiliza recursos ya conocidos de una manera oportuna y convincente; así, la casi ausencia de música parece querer indicar que en una situación tan terrible no hay concesiones para el disfrute ni para ningún tipo de efectismos.  Aunque hay muchos momentos conmovedores me pareció desgarradora, por su elocuencia, la secuencia en la que la protagonista acude al abogado buscando una salida a su dramática situación. Hay unos planos cortos y primeros planos que reflejan crudamente el drama que está viviendo la protagonista y no vemos nunca a su interlocutor, solo a ella, es como si el interlocutor, el abogado no existiera, como si le estuviese hablando a un muro, o a nadie, da igual, porque no hay solución para su problema, no hay salida.
Uno de los elementos a destacar, seguramente el que más, es la soberbia interpretación de Natalia de Molina. Tiene una actuación impresionante, con momentos desgarradores, y dota al personaje y a la película de naturalidad y realismo.
El director ha confeccionado un guion preciso, y una estructura narrativa que mantiene al espectador en una zozobra que va in crescendo hasta el desgarro final.
Aunque pudiera haber secuencias, quizás aparentemente excesivas, como esa en la que la protagonista rebusca en la basura objetos para vender, sin embargo, creo que es una secuencia que sugiere reminiscencias pictóricas, en la que algún plano de la misma bien pudiera convertirse en un cuadro realista de una serie negra, que podría titularse “Personajes rebuscando en los contenedores”.
La película es un aldabonazo a las conciencias de una sociedad instalada en el despropósito y que se mueve entre la opulencia de muy pocos y la necesidad extrema de muchos. 

Un artículo de José Manuel Briones.


1 comentario:

  1. hola!
    Me ha gustado mucho la película,tanto como los comentarios de José Manuel Briones.Felicitaciones!!Jose

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