Páginas

domingo, 29 de noviembre de 2015

Spectre, de Sam Mendes



Título original: Spectre. Dirección: Sam Mendes. País: Reino Unido y EE.UU. Año: 2015. Duración: 148 min. Género: Acción, Aventuras, Thriller. Guión: John Logan, Neal Purvis y Robert Wade. Producción: Michael G. Wilson y Barbara Broccoli. Fotografía: Hoyte Van Hoytema. Montaje: Lee Smith. Música: Thomas Newman. Vestuario: Jany Temime. Maquillaje: Lucy Friend. Decorados: Anna Pinnock y Daniela Rojas. Dirección Artística: Andrew Bennett y Mark Harris. Estreno en España: 6 Noviembre 2015.
Intérpretes: Daniel Craig (James Bond), Christoph Waltz (Franz Oberhauser), Léa Seydoux (Madeleine Swann), Ralph Fiennes (M), Monica Bellucci (Lucia Sciarra), Naomie Harris, Rory Kinnear, Ben Whishaw (Q), Dave Bautista (Mr. Hinx), Andrew Scott (Max Denbigh), Jesper Christensen, Stephanie Sigman.

Sinopsis:
Un críptico mensaje del pasado envía a James Bond a una misión secreta a México D.F. y luego a Roma, donde conoce a Lucía Sciarra, la hermosa viuda de un infame criminal. Bond se infiltra en una reunión secreta y descubre la existencia de una siniestra organización conocida como SPECTRE. Mientras tanto, en Londres, el nuevo director del Centro para la Seguridad Nacional cuestiona las acciones de Bond y pone en duda la importancia del MI6, encabezado por M. De modo encubierto Bond recluta a Moneypenny y Q para que le ayuden a buscar a Madeleine Swann, la hija de su antiguo archienemigo, el Sr. White, que quizá tenga la clave para desentrañar el misterio de SPECTRE. A medida que Bond avanza en su misión, descubre una estremecedora conexión entre él mismo y el enemigo que busca.

Daniel Craig en "Spectre"

Comentarios:
La nueva entrega de la serie Bond también presenta la firma de Mendes, el mismo realizador que dirigió su predecesora “Skyfall”. Spectre no hace sino confirmar lo bien que le sienta el psicoanálisis cinematográfico de Sam Mendes a 007, al que recoge donde lo dejó en Skyfall, la cumbre (o mejor habría que decir el abismo) de un personaje del siglo XX que había alcanzado muy a contrapié la nueva centuria. Haber disfrutado con la anterior entrega es un cómodo pasaje para la nueva: estamos de vuelta a esa especie de influencia entre la aventura frenética en pos de una identidad y la negrura de un oscuro caballero nolaniano. Pero no es Bourne o Batman, es más bien una cuestión (cada vez más patente) de vida o muerte. Se trata, en definitiva, de descubrir si el dinosaurio puede sobrevivir.
Sobre este personaje y la saga Bond, el crítico Carlos Boyero dijo que él solo había tenido ojos para Connery. Y nunca le pilló la gracia al vacuo y atildado Roger Moore, aunque su humor, la autoparodia y los guiños al espectador tuvieran infinidad de cómplices. Continua diciendo que no sabe si aquellas películas y las renovadas metodologías y fórmulas que guionistas y productores aplicaban a las espectaculares aventuras del personaje (y sospecho que el verdadero protagonista no era Bond ni el psicologismo, sino la orgía deslumbrante de efectos especiales) y a los actores que seguían encarnando a 007 tenían cierta calidad, pero recordaba haberlo pasado muy bien con “Desde Rusia con amor” y “Goldfinger”. Seguí manteniendo fidelidad a la saga, pero no porque tuviera un irresistible atractivo, sino por obligación profesional o por rutina.
Esa desidia duró hasta que la serie adquiere un tono más negro que festivo y la aparición de un Bond quemado, fatalista y amargo, duro pero con matices, encarnado con convicción y atractivo por Daniel Craig. A Bond le ha salido un competidor muy potente con la espléndida saga de Jason Bourne. Además de Matt Damon, actor veraz en cualquier registro, está escrita y dirigida por gente con acreditado talento, como Paul Greengrass y los hermanos Dan y Tony Gilroy. En los cuatro bond que ha interpretado Craig (y pienso que debería abandonarlo ahora, en pleno esplendor) no se descuida en ningún momento el espectáculo, pero las historias, situaciones y personajes están construidos con más complejidad, no responden exclusivamente a un cliché vendible. Hay sentimiento, Bond ya no tiene todo tan claro, sugiere o muestra heridas que lleva dentro. 
Si antes les bastaba con artesanos en posesión de discreto o notable oficio para dirigir la saga, a partir de las muy atractivas “Casino Royale” y “Quantum of solace”, el señor que nos cuenta la vida o la supervivencia de Bond es un artista con ganas de experimentar en terrenos desconocidos. Se llama Sam Mendes y ha dirigido la épica “Camino de Perdición” y la intensa, feroz y desoladora “Revolutionary road”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario