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jueves, 24 de septiembre de 2015

Adiós a Carlos Álvarez-Nóvoa



El actor Carlos Álvarez-Nóvoa, que recibió el Goya al mejor actor revelación cuando tenía 59 años por su papel en Solas, de Benito Zambrano, falleció ayer, 23 de septiembre de 2015, en Sevilla, según han informado la Academia de Cine.
Álvarez-Nóvoa, nacido en La Felguera (Asturias) en 1940, fue también profesor, escritor y director teatral además de actor, aunque se hizo conocido para el gran público por su espléndido papel en Solas (1999), por el que también consiguió Premio del Festival Internacional de Tokio, de la Unión de Actores y la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos.
El veterano actor, que inició su prolífica carrera profesional en el teatro en los años 50, ha seguido sumando títulos a su trayectoria prácticamente hasta poco antes de su muerte, ya que en estos días se estrena en la sección Zabaltegui del Festival de Cine de San Sebastián La novia, inspirada en la lorquiana Bodas de sangre y dirigida por Paula Ortiz. También este verano se subió a los escenarios en Barcelona con Bangkok, obra ganadora del Premio SGAE de Teatro 2013 del dramaturgo Antonio Morcillo.
Carlos Álvarez-Nóvoa
El pasado marzo se estrenó La luz con el tiempo dentro, en la que Álvarez-Nóvoa interpretaba a Juan Ramón Jiménez en su etapa más madura, bajo la dirección de Antonio Gonzalo. «Cuando alguien fallece hay un tópico: qué buen profesional, qué buena persona. Decir la verdad en este caso parece caer en este tópico, pero es la pura verdad. Era un profesional como la copa de un pino, tenía una capacidad dramática impresionante y una gran energía», ha referido Antonio Morcillo.
Fue un proyecto autogestionado por todos quienes lo hicieron posible, entre ellos el propio Álvarez-Novoa, «que quería hacer la vida de Juan Ramón Jiménez, y que lo hizo con un resultado impresionante».
El resto del equipo, con el que seguía en contacto a través de un grupo de WhatsApp creado tras el rodaje de La luz con el tiempo dentro ha reaccionado describiendo su trabajo con este actor como «emocionante» por ser una persona «afable, cariñosa, respetuosa, un gran compañero y un ser excepcional».
Carlos Álvarez-Nóvoa actuó además en La hija del caníbal (2003), de Antonio Serrano, y Elsa y Fred (2005), del argentino Marcos Carnevale, y en series como Cuéntame, Gran Reserva, Chiringuito de Pepe y Carlos Rey Emperador.
Entre sus numerosos galardones están la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos, el Premio Tirso de Molina (compartido con Diego Fernández), por su obra La venus del espejo; en 2009 el de la Unión de Actores por su papel en la obra teatral Bodas de sangre; en 2011 el del Festival Internacional de Cine de Moscú, por Las olas, y en 2013 el del Festival de Cortometrajes Isaac Albéniz, por Al otro lado.
Carlos Álvarez-Nóvoa con su Goya
Licenciado en Derecho, Filología Románica y Graduado Social por la Universidad de Oviedo, además de doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, durante varios años fue profesor de Historia del Teatro en el Centro Andaluz de Teatro.
El director de cine Benito Zambrano ha destacado «lo buena persona» que era y lo fácil que era trabajar con él. Ha señalado que el personaje que interpretó Álvarez-Nóvoa en esa película, por el que ganó un Goya, «tenía una personalidad y un carácter diferente, y él fue el que, con su propia personalidad, lo llevó por otro camino». Ha añadido que como profesional «era alguien muy respetuoso, muy serio, muy de trabajar muy firme y llevar las cosas muy preparadas desde casa».
Zambrano ha recordado que nunca tuvo «el más mínimo problema en un trabajo tan intenso como el de una película», y de su relación «siempre quedó una cálida amistad, aunque nos veíamos poco, pero siempre lo recuerdo». «El otro día, cuando vi la película de nuevo, me produjo mucha ternura ver a María (Galiana), a él, a Ana (Fernández), y lo que él transmitía en la película, adonde llevó el personaje, con ese nivel de bondad», ha recordado.
La actriz sevillana Ana Fernández ha asegurado que el actor Carlos Álvarez-Nóvoa, «igual que el personaje de la película Solas, se quedó en mi vida para siempre», para asegurar que está impactada por la muerte de su compañero de reparto en aquella película. Ha recordado que «el personaje del vecino llamaba a la puerta de María (su personaje en Solas) y ella le dejaba pasar sin saber aún que se quedaría en su vida para siempre, pero yo sí supe que Carlos Álvarez-Novoa había llegado a la mía para no irse».
Así, ha rememorado que «el vecino llegaba con una lubina como una ofrenda, y Carlos llegaba para darme su cariño, su amistad sincera y su compromiso, su lealtad y su pasión por la vida, y siempre para contagiarme y hacerme vibrar con su infatigable entusiasmo y su emoción por todo lo que merece la pena». Ha destacado del actor que «su calidad humana, su capacidad para transmitir afecto, con su generosidad y su creatividad en todos los ámbitos», al destacar su versatilidad, con experiencia en la docencia, la escritura, la interpretación, la dirección. «Carlos llegaba con su suavidad y su discreción y su mirada franca, y llegaba para no irse jamás», ha concluido Ana Fernández. 
Su presencia en el celuloide hará posible que siempre lo recordemos. Os proponemos tres de sus magníficas presencias en la pantalla grande. Descasa en paz, amigo. 



1 comentario:

  1. Bonito recuerdo a la persona y al actor. Entrañable y difícil de olvidar.

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