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jueves, 2 de julio de 2015

White god, de Kornél Mundruczó



Título original: Fehér isten. Dirección: Kornél Mundruczó. Países: Hungría, Alemania y Suecia. Año: 2014. Duración: 121 min. Género: Drama. Guión: Kata Wéber, Kornél Mundruczó y Viktória Petrányi. Productor: Eszter Gyárfás y Viktória Petrányi. Música: Asher Goldschmidt. Fotografía: Marcell Rév. Montaje: Dávid Jancsó. Estreno en España: 19 Junio 2015.
Intérpretes: Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Szabolcs Thuróczy, Lili Monori, Károly Ascher, Lászlo Gélffi, Lili Horváth.

Sinopsis:
Una nueva ley da preferencia a los perros de raza e impone un tributo considerable por las razas cruzadas. Rápidamente, los refugios caninos se llenan con perros abandonados. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro, Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Aún inocentemente creyendo que el amor puede conquistar cualquier dificultad, Lili comienza a buscar a su perro para salvarlo. Por su parte, Hagen lucha por sobrevivir y rápidamente se da cuenta de que no todo el mundo es el mejor amigo del perro. Se une a un grupo de perros errantes, es capturado y enviado a la perrera. Entonces, los perros aprovechan para escapar y hacer una revolución contra los seres humanos.
 
Fotograma de White god
Comentarios:
Qué maravilla que haya llegado hasta nuestras salas sevillanas esta joya premiada en el último Festival de Cine de Sevilla con el Premio Eurimages, veniendo precedida del Premio a Mejor Película en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes 2014.
Además, Hungría apostó por esta obra y la remitió a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, con el fin de que pudiera ser nominada a los Oscars, finalmente no consiguiendo tal distinción.
Recogiendo los comentarios de La Vanguardia, del director húngaro Kornél Mundruczó (Pleasant Days, 2002; Perdido y encontrado, 2005; Johanna, 2005; Delta, 2008; Semilla de maldad, 2010) nos llega su sexta y muy curiosa cinta, que viene dedicada a la memoria del cineasta mayor de su cinematografía, Miklós Jancsó, fallecido en enero de 2014.
Partiendo de la base de que es casi imposible ver las películas de Mundruczó en Sevilla, sólo habíamos visto de su filmografía Johanna, que se pasó por el Festival de Cine de Sevilla hace unos años, y la verdad, es que quedamos muy defraudados con ella. Por eso, fuimos a ver “White god” con ciertos recelos, a pesar de que venía avalada por premios en su haber. Al acabar de visionarla, nos quedamos sorprendidos muy gratamente con esta nueva producción del director húngaro.
Sus protagonistas son una niña preadolescente, Lili (estupenda Zsófia Psotta), y su cariñoso perro, Hagen, que viven una aventura que, en su superficie, podría ser la de cualquier sensiblera película de Lassie. Obligada Lili a vivir unos meses con su padre, porque mamá se va de viaje, el perro supondrá un estorbo para el progenitor, que acabará abandonándolo en plena carretera. Separados, las vidas paralelas de la niña y el animal serán duras, sobre todo para el can, que padecerá una serie de crueldades extremas hasta su práctica desnaturalización: Hagen convertido en bestia salvaje.
Como ya nos alertó su excelente prólogo in media res, de naturaleza netamente fantástica, White god abandona en el tramo final el esquema Lassie para derivar en un inesperado calco canino de El origen del planeta de los simios, donde Hagen, como allí César, emprende en la sádica perrera donde está confinado un rol de líder que arrastrará a los de su raza a una implacable rebelión contra la especie humana.
Estamos, claro está, ante una metáfora social, donde el ser humano, salvo Lili, es un poder dominante despiadado y represor hasta el exterminio, mientras los perros, ninguno de pura raza para subrayar lo obvio, son criaturas indignadas, antisistema si lo prefieren. White god contiene exceso de "mensaje", pero su acabado, su ritmo y la tensión creciente cuando coquetea con el suspense son francamente convincentes. Además de saludar directamente a Jancsó, habría que preguntarle a Mundruczó si el juego de palabras del título, con el anagrama que convierte al perro en dios, no es también un homenaje a la memorable White dog de Sam Fuller.


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