Desconcierto, ese era uno
de los títulos provisionales de la segunda película de Mar Coll que inauguró la edición
58 de la Seminci. Y con esa sensación dejó a muchos de los asistentes al primer
pase de Todos
queremos lo mejor para ella, título con el que se ha
quedado este filme que llegará a las salas españolas muy pronto.
Sin duda Javier Ángulo ha
arriesgado al inaugurar su festival con la obra de Coll, a la que según sus
palabras lleva persiguiendo desde hace un año para que estrenara en Valladolid.
Una apuesta que ha calificado como personal. Sin duda lo es.
Seminci ha continuado fiel
a su nueva tradición de estrenar la semana de cine con un título español, y
esta vez el honor le ha tocado a la película de Mar Coll. El filme ha sido
recibido con mucha tibieza entre los periodistas, que no han terminado de
conectar con un filme demasiado frío. La directora barcelonesa se convirtió en
una de las realizadoras más prometedoras de nuestro cine hace cuatro años con su
debut Tres días con la familia y
desde entonces se esperaba con ganas su segundo filme. Con Todos queremos lo mejor para ella vuelve al estilo que la hizo
merecedora de tres premios en el Festival de Málaga para contar la historia de
Geni, un personaje que tras un accidente de tráfico se encuentra perdida,
desconcertada, arrastrando con ella a los espectadores.
Mar Coll construye toda su
historia alrededor de este personaje, y para ello recurre a ese ‘tono’ tan
personal, entre el drama y la comedia, muy Alexander Payne, aunque sin llegar a
sus resultados. Una de esas películas donde el gran público dirá que no ha
pasado nada. Aunque el viaje del personaje de Nora Navas sea perfectamente
reconocible para cualquier persona. Una visión sin contemplaciones de ese
momento en el que uno abre los ojos y descubre que su vida no se parece en nada
a lo que había soñado de ella.
Todo resulta tan
cotidiano, creíble, veraz… que al final acaba por ser monótono. Siempre esperas
que la película explote en algún momento, aunque Mar Coll se mantiene fiel a
sus principios. Podría ser el resultado de haber filmado a nuestras familias,
con sus pinceladas de risas y miserias. Mención especial para una Nora Navas
que puede con lo que la echen, merece más papeles protagonistas como este, que
nos muestran una actriz que en una mirada pasa de la comedia al llanto. Ella es
la artífice de que Todos queremos lo
mejor para ella consiga, en ocasiones llegar al espectador, ya que el
estilo frío de Coll nunca deja que la emoción empape el patio de butacas.
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