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miércoles, 15 de junio de 2011

El pájaro de la felicidad (Pilar Miro, 1993), en el Pabellón de Uruguay




3 comentarios:

  1. Ayer cuando algun@ de nosotr@s, comento sobre la sensación de pesimismom que trasmite la pelicula, o mejor dicho la protagonista; Pensé que quizas lo que nos muestra, es una serenidad para afrontar su vida como pocas veces nos la ha podido ofrecer el cine. En este sentido es una pelicula de una profundidad, que llena el espiritu.

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  2. Para mí, más que pesimismo, la película tiene un tono melancólico, de tristeza e introspección. Carmen, la protagonista, pretende tomar las riendas de su vida, y ser capaz de vivirla, aunque sea en soledad. Creo que la película tiene un final optimista, pues después de algunos años ella se ve feliz, disfrutando cada momento del presente:
    "Añorar el futuro que no existe es aceptar la vida despojada de sus días mejores, y vivir es igual que haber vivido ya, sin que ese haber vivido suponga -por desgracia- estar ya muerto" Es el fragmento de “Palabras casi olvidadas”, de Ángel González que se oye al final de la cinta.

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  3. ¡Pero qué nivel está cogiendo nuestra Linterna Mágica! Me encantó el lugar, el ambiente, la sala de proyección, lo que pude disfrutar de la mesa redonda posterior... creo que en esta línea disfrutaremos mucho con este proyecto.
    Sobre la película, como osadamente le comenté a Paco, Pilar Miró no me llega a la fibra , me explico: el adjetivo que me viene a la cabeza para definir a esta señora es SOLVENCIA; creo que era imposible que con su saber hacer, su profesionalidad, su elección de actores, técnicos, compositores, etc… le saliera una mala película, pero si no eres Woody Allen y estás capacitado para reírte de ti y de tus neuras, es casi imposible basar una cinematografía en tu ombligo y en tus problemas e inquietudes y que consigas filmar alguna obra maestra.
    La película en sí es estimable, la banda sonora en la línea de ese maestro que es Savall, no le sobra ni le falta un fotograma, el elenco de actores es y están insuperables, me gusta mucho cómo está fotografiada, no le encuentro defectos, es una buena película… pero es como escuchar cantar a José de la Tomasa: canta divinamente, sabe mucho de cantes, pero jamás te coge “el pellizquito” donde te lo tiene que coger.

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