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sábado, 7 de octubre de 2023

Chantaje (La muchacha de Londres) (Alfred Hitchcock, 1929)


 

Título original: Blackmail. Dirección: Alfred Hitchcock. País: Reino Unido. Año: 1929. Duración: 84 min. Género: Suspense.  

Guión: Charles Bennett, Alfred Hitchcock, Benn W. Levy, Michael Powell (basado en una obra de Charles Bennett). Fotografía: Jack E. Cox. Música: James Campbell, Reginald Connelly. Montaje: Emile de Ruelle. Ayudante de dirección: Frank Mills. Producción: John Maxwell (British International Pictures).

Fecha del estreno: 9 Junio 1930 (Barcelona).

 

Reparto: Anny Ondra (Alice White), John Longden (Frank Webber), Sara Allgood (Sra. White), Charles Paton (Sr. White), Donald Calthrop (Tracy), Cyril Ritchard (El artista), Harvey Braban (Investigador Jefe), Hannah Jones (La casera).

 

Sinopsis:

Un día, tras una discusión con Frank, su novio, Alice decide encontrarse con un conocido suyo, un joven pintor de gran talento, y le acompaña a su estudio. Una vez allí, él comienza a hacerle insinuaciones hasta que finalmente intenta violarla. Alice lucha por defenderse y acaba matándole con un cuchillo. A partir de ese momento, un desconocido empieza a hacerle chantaje. Mientras, Frank, que es detective de Scotland Yard y que no sabe nada de lo sucedido, es designado para esclarecer el crimen.

 

Comentarios:

Por alguna curiosa razón, justo en la llegada del cine sonoro, terminaría la estrecha colaboración (en nueve películas) entre el director Alfred Hitchcock y el guionista Eliot Stannard, la cual dio como resultado unos cuantos filmes de muy bajo calibre, pero otros grandes frutos como “El enemigo de las rubias”, “The ring” o “The farmer’s wife”. Como cualquier director sensato, Hitchcock sabía ya que, un guionista calificado es el pilar más sólido que hay que asegurar antes de meterse en cualquier proyecto cinematográfico y entonces, como reemplazo de Stannard, se decidió por el dramaturgo, guionista y director, Charles Bennett (1899-1995), a pesar de que la experiencia de éste hasta entonces, la había tenido sólo en el teatro como actor y dramaturgo. Pero, cuando conoció su obra “Blackmail” (1928), representada en las tablas por la provocativa Tallulah Bankhead, Hitchcock sintió el impulso inmediato de llevarla al cine y su entendimiento con Bennett fue tan satisfactorio y la película obtuvo tan buenos resultados que -aunque tardó un poco en estrechar sus lazos con él por dedicarse a probar un tiempo (y a bajo costo) con lo que él mismo y su esposa Alma Reville venían escribiendo (poco satisfactorio), cinco años después volverían a reunirse para fortalecer la carrera del director inglés con títulos como “El hombre que sabía demasiado”, “Los 39 escalones”, “Inocencia y juventud” y otras.

“Chantaje” se hizo inicialmente como un filme silente, pero la fuerte entrada del cine sonoro, animó a la British International Pictures a rehacerla como ya reclamaba el público, y Hitchcock salió avante en esta empresa, pese a que el arranque sigue luciendo bastante silencioso y le faltó incorporar los necesarios ruidos ambientales en las tomas exteriores. Pero, a su favor, logró hacer una buena sincronización, hizo creíble el doblaje en escena (a cargo de Joan Barry) de la linda protagonista polaca, Anny Ondra, ya que su acento lucía demasiado marcado, y hasta se dio el lujo de incorporar algún efecto, como cuando Alice oye la reiterativa y tormentosa voz de la locuaz vecina, repitiendo la palabra cuchillo.

 

 

La historia por su parte es bien interesante. La secuencia en el estudio del pintor tiene algunos apuntes muy bien logrados, y todavía mejor es el encuentro en la casa-tienda de los White, con el singular chantajista que se cruza en su camino. Y aunque, para poder digerir por completo el cuento, tendremos que atribuir a la intervención del fatum (o a la plena incompetencia de la policía inglesa) la resolución de ciertos elementos (las huellas en el cuchillo, el guante en el bolsillo de Tracy, las posibles señales de uñas en el cuadro del payaso…), en definitiva la historia resulta bastante agradable, y parece que empezaba aquí el delicioso cuento del crimen justificado del que, por una salida astuta (o un oportuno milagro), lo sucedido queda entre dos… o tres: “Sabotaje”, “Gilda”…

Muy buenas las actuaciones de Donald Calthrop quien luce efectivo como el hombre que, “ante la difícil situación”, se anima a sacar partido de lo que ha visto. John Longden es un apreciable y mesurado pretendiente con más actitudes de ángel que de detective. Y Hannah Jones es la suerte de testigo ocular que toda mujer en apuros desearía tener de su lado.

Hitchcock quedaría tan contento con esta afortunada entrada al sonoro que, en varios de sus filmes posteriores con la colaboración de Charles Bennett, haría uno que otro guiño a esta encantadora película. (Luis Guillermo Cardona)

Recomendada.



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