La estupenda entrada de Luis (con el humor que le caracteriza) en la que menciona los rituales que tenemos en el cine, me ha recordado la selección de cortometrajes de la película A cada uno su cine (Chacun son cinéma, 2007) que vimos el curso pasado en el taller, todos con el tema común de la experiencia cinematográfica.
Los que más me gustaron fueron los menos valorados por nuestro jurado: Profesiones de Lars Von Trier y En la oscuridad de los hermanos Jan-Pierre y Luc Dardenne. Este último corto a mí me habla de la respuesta individual que damos ante el hecho colectivo de la exhibición cinematográfica.
En una sala a oscuras, vulnerable (el compañero de butaca puede ser un ladrón o quién sabe), en compañía de desconocidos, conectas (o no) con lo que ves en pantalla, reaccionas, ríes o lloras y usas al de al lado para darte consuelo si lo necesitas.
Y cuando se ilumina la sala, los comentarios. Qué desilusión cuando tu acompañante no ha vivido lo mismo que tú y qué entusiasmo ante la coincidencia. La experiencia es única, pero, si te ha emocionado, esperas que al otro le haya pasado igual, lo mismo que cuando aconsejas un libro.
Conozco a cinéfilos (que no dejan pasar un día sin ver al menos una película) que no van nunca a una sala de cine. ¡¿?! Por esa vulnerabilidad, por el pudor de mostrar sus sentimientos ante extraños, por no querer compartir sus sensaciones mínimamente, por "alergia" al ruidoso...
Yo me quedo con la experiencia de enfrentarme a una pantalla grande con la esperanza de haber acertado en la elección y... a dejarme llevar.
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