jueves, 30 de abril de 2015

La fiesta de despedida, de Tal Granit y Sharon Maymon

Un artículo de José Melero Bellido y Concha Jiménez Lirola


 

Película: Mita Tova. Dirección y Guion: Tal Granit y Sharon Maymon. País: Israel. Año: 2014. Duración: 95 min. Género: Drama, Comedia negra. Producción: Twenty Twenty Vision Filmproduktion GmbH, 2-Team Productions, Pie Films. Productores: Haim Mecklberg, Estee Yacov-Mecklberg, Talia Kleinhendler, Osnat Handelsman-Keren, Thanassis Karathanos, Karl Baumgartner, Mosche Edery y Leon Edery. Música: Avi Belleli. Montaje: Einat Glaser-Zarhin. Fotografía: Tobias Hochstein. Vestuario: Laura Sheim. Estreno en España: 17 Abril 2015.

Intérpretes: Ze’ev Revah (Yehezel), Levana Finkelstein (Levana), Aliza Rozen (Yana), Ilan Dar (Dr. Daniel), Rafael Tabor (Raffi Segal)

Sinopsis:
En una residencia de ancianos de Jerusalén, un grupo de amigos construye una máquina para practicar la eutanasia con el fin de ayudar a un amigo enfermo terminal. Pero cuando se extienden los rumores sobre la máquina, otros ancianos les pedirán ayuda, lo que les plantea un dilema emocional y los implica en una aventura disparatada.

Fotograma de "La fiesta de despedida"


Comentarios:

Recientemente he visto La fiesta de despedida realizada en 2014, una película israelí cuyo título original es Mita Tova.
La película trata del tema de la eutanasia pero no quiero destriparla por si alguien tiene interés en verla. Creo que cinematográficamente hablando es una película dignamente realizada, destacando en mi opinión la calidad de los diálogos y las buenas actuaciones de los actores.
Lo que me lleva  a comentarla y  a apreciarla positivamente es la manera en que trata el tema indicado. A diferencia de otras películas, lo hace en forma de comedia, despojándolo de todo dramatismo innecesario. Lo que me sugiere este tratamiento, y es lo que quiero compartir con otras personas, es que los grandes temas, incluso aquellos que más preocupan a los seres humanos, pueden ser abordado con toda profundidad pero, por decirlo así, con una sonrisa en los labios.
No se trata sólo de un acierto de planteamiento para su desarrollo cinematográfico sino que esta manera de presentar el problema contribuye a que la sociedad actual pueda ir adoptando una posición más moderna, más alejada de tabúes que, en mi opinión, dificulta llegar a soluciones racionales.
Hay un personaje de la película, muy interesante en mi opinión que, reticente a la eutanasia, acaba por comprender las profundas y humanas razones de la misma a la vez que va experimentando su propia tragedia. Tal vez este personaje, cuya posición inicial puede compartir mucha gente actualmente, represente el camino a recorrer por las sociedades actuales hasta llegar a un compromiso aceptable sobre la muerte digna.
La película, por lo que voy apuntando, es muy concreta en los hechos que narra y muy real. Es una película de viejos pero no necesariamente sólo para viejos sino que está basada en una realidad incuestionable en las sociedades avanzadas actuales: cómo afrontar, dada la alta esperanza de vida actual y los avances de la medicina, largos períodos de tiempo en que los ancianos se ven abocados a enfermedades crónicas dolorosas o incapacidades cognitivas que les convierten en entes carentes seguramente de toda plenitud humana.
Por tanto, la película plantea una cuestión que se verá agravada en el futuro y será bueno que las nuevas generaciones vayan considerándola.
El film está realizado con un profundo respeto, pleno de humanismo y con un acierto añadido: no involucrar la cuestión religiosa exageradamente en el problema de la eutanasia. Es cierto que en algún momento se invoca a Dios pero no hay una insistencia exagerada en la argumentación.
Por todo lo dicho, creo que es una película recomendable, de actualidad y realizada con mucha inteligencia y sensibilidad sobre un tema tan importante.

José Melero Bellido.
 
Fotograma de "La fiesta de despedida"

Una película israelí… lo que me llevó en un principio a no verla, pero no hay que confundir la forma de hacer política con la sociedad civil de un país, por muy mal que nos parezca que lo estén haciendo.
El tema me interesó desde que tuve conocimiento del film (¡ya va una haciéndose mayor!) y la película no me defraudó, aunque no la considero redonda está muy bien hecha y sobre todo tiene tema para debatir, lo que a los cinéfilos nos viene muy bien.
Esta codirigida por Sharon Maymon y Tal Granit, en 2014, (ya habían hecho esto en tres ocasiones anteriores) e interpretada por Zeév Revah, Levana Finkelstein, Aliza Rozen, Ilan Dar y Rafael Tabor.
Trata de un grupo de ancianos que conviven en una residencia y  uno de ellos construye una máquina de eutanasia con la que ayudan a una amiga a morir dignamente… pero la cosa se complica cuando se sospecha de la existencia de la misma y… pasan cosas.
Esta tratada con mucho humor, (impagable la escena que “salta la luz” cuando pulsa la maquinita una enferma terminal) lo que no es fácil y consigue que el espectador entre fácilmente en la trama y se solidarice con ellos, aborda el tema de la separación (de un ser querido, de ti mismo).
Lo primero a tener en cuenta es la Residencia… desde luego es para gente bien,  en España eso es casi imposible de encontrar y se viene reivindicando desde hace tiempo, tener un sitio cómodo y gustoso para vivir los últimos años de tu vida, no creo que sea tan difícil de conseguir uniendo criterios y aportando, claro está, los recursos necesarios (en plan privado y cuando “la crisis” nos abandone, por qué no, públicos también). Hay que tener en cuenta que dentro de unos años, si la demografía no lo impide y al paso que vamos no lo hará, habrá mucha más gente mayor que joven viviendo en el mundo.
Hay mucho cariño en la cinta, el amor y la amistad sobre todo se reivindican constantemente, los cinco personajes se apoyan unos a otros a pesar de las divergencias que surgen y como he dicho antes el humor, la sonrisa sale a colación durante casi todo el metraje, sobre todo al principio (a veces te da apuro reírte por el tema que trata), pero está hecha con esa idea, según los directores han querido quitarle dramatismo con actores cómicos interpretando los principales papeles.
En resumen, película más que digna, de la que recomiendo su visión.

Concha Jiménez Lirola.



lunes, 27 de abril de 2015

Hedy Lamarr, esa desconocida

Un artículo de Mª TERESA JIMÉNEZ CAPMANY

Hedy Lamarr


Hedwig Eva María Kiesler nació en Viena  el 8 de Noviembre de 1914. Hija de una pianista y un banquero pronto destacó por su belleza e inteligencia, así a los 16 años comenzó sus estudios de Ingeniería que abandonó tres años más tarde, en 1933, por sus inquietudes artísticas.

Debutó en el teatro berlines de la mano del director Max Reinhard. Durante esta etapa intervino en cuatro películas, pero saltaría a la fama por la quinta, Éxtasis. Esta película checa de 1933 dirigida por Gustav Machaty supuso un gran escándalo, por un lado, la actriz protagoniza el que se considera el primer desnudo integral del cine comercial y por otro aparece un primer plano de su rostro durante un orgasmo.

Hedy Lamarr

A partir de aquí la actriz llevaría una vida digna de un rocambolesco guión. El magnate armamentista Friedrich Mandl arregló con sus padres un matrimonio de conveniencia ese mismo año. La obligó a abandonar su carrera cinematográfica y durante cuatro años llevó una vida llena de celos y maltratos. Hasta tal punto llegaban los celos de su marido que la obligaba a permanecer en casa y sólo podía salir con él. La obligaba a acompañarle a cenas y viajes de negocios y fue así como obtuvo conocimiento de los pormenores de la tecnología armamentística usada en la guerra.

Esta vida de reclusión la impulsó a terminar sus estudios de Ingeniería. Ayudada por su asistenta, con la que se rumoreó llegó  a tener una relación sentimental, consiguió vender sus joyas y embarcarse rumbo a Estados Unidos. Durante el viaje conoció a Louis B. Mayer que le ofreció un contrato con Metro Goldwyn Mayer  y cambió su nombre por Hedy Lamarr.

Aunque trabajó con directores de la talla de Victor Fleming, King Vidor, Jean Negulesco y Cecil B. de Mille, entre otros, y actores como Clark Gable, Spencer Tracy y Robert Taylor, su carrera fue muy irregular y apenas si podemos destacar sus interpretaciones en Cenizas de amor y Sansón y Dalila. Aún así, su deslumbrante belleza la convirtió en una auténtica estrella de los años 30.

Hedy Lamarr

Esta belleza jugó en su contra cuando ofreció su preparación como ingeniera a las autoridades estadounidenses, así como su conocimiento sobre la guerra que adquirió junto a su marido. Amablemente, las autoridades le indicaron que se dedicase a promover la venta de bonos de guerra como hacían otras actrices. Propusieron una campaña en la que todo aquel que comprase 25.000 dólares en bonos, recibiría un beso de la actriz. En una sola noche vendió 7 millones de dólares.

Ella no se rindió y comenzó a estudiar sistemas de guiado de armas por control remoto mediante señales de radio para ayudar a los ejércitos aliados. Usando un sistema binario diseñó un procedimiento que hoy en día se conoce como “transmisión en espectro ensanchado por salto de frecuencia” (FHSS).

El compositor George Antheil colaboró con ella empleando dos pianolas que codificarían los saltos de frecuencia según los taladros longitudinales marcados en la banda de papel, como una pianola común.  Patentaron su invento en 1942 que permitía además la transmisión de sonidos y mensajes hablados. Aunque el ejército se interesó, no fue hasta 1957, tres años después de haber caducado la patente, cuando el gobierno lo adoptó para las transmisores militares.

El gran avance de la tecnología digital en la década de los 80 fue posible gracias a la conmutación de frecuencias que permitió implantar la comunicación de datos Wi-fi, GPS y Bluetooth.

Cinco nuevos fracasos matrimoniales y el declive de su carrera cinematográfica la volvieron adicta a las pastillas. Tras protagonizar varios escándalos se retiró a su mansión de Miami donde a finales de los 90 llegaron los reconocimientos a su labor como inventora.

Falleció en Orlando el 19 de enero de 2000. Siguiendo sus deseos su hijo trasladó a Viena sus cenizas.

En su honor, se celebra el día del inventor el 9 de noviembre. No fue hasta el 7 de noviembre del pasado año cuando Viena le rindió un homenaje que hizo conocer al mundo su desconocida faceta.

Hedy Lamarr

miércoles, 22 de abril de 2015

Pride, una lucha conjunta por los derechos civiles

Un artículo de JAVIER BERNET TOLEDANO




Título original: Pride. Dirección: Matthew Warchus. País: Reino Unido. Año: 2014. Duración: 120 min. Género: Comedia dramática. Guion: Stephen Beresford. Producción: David Livingstone. Música: Christopher Nightingale. Fotografía: Tat Radcliffe. Montaje: Melanie Oliver. Diseño de producción: Simon Bowles. Vestuario: Charlotte Walter.

Intérpretes: Bill Nighy (Cliff), Imelda Staunton (Hefina), Dominic West (Jonathan), Paddy Considine (Dai), Andrew Scott (Gethin).

Sinopsis:
En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero, por absurdos prejuicios ante la comunidad gay. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales, del que no conocían ni  su existencia, y al que van en un minibús. Empieza así la curiosa historia de dos comunidades totalmente diferentes que se unen por una causa común y por un mejor presente. Allí, tendrán que enfrentarse a una sociedad algo reticente a recibir su apoyo hasta que descubre que sus luchas no son tan diferentes y que juntos pueden ser más fuertes.

Fotograma de "Pride"
Comentario:

Ya sabemos gracias a la historia más reciente británica, que los mineros ingleses lo pasaron muy mal bajo el mandato de Margaret Thatcher y su ultra-liberalismo,  en esta película, Matthew Warchus, su director, nos muestra de nuevo esta lucha a la que se unen el movimiento de gays y lesbianas, con el de mineros, de gran poder en Gran Bretaña, todos ellos luchando por sus derechos y unas mejores condiciones de vida.

Así, se nos traslada al verano de 1984, cuando el Sindicato Nacional de Mineros convoca una huelga bajo el mandato de Margaret Thatcher. Un grupo de gays y lesbianas quiera apoyar la causa y durante la manifestación del Orgullo en Londres recauda fondos para las familias de los mineros, para poder sustentar las necesidades más básicas de las mismas.

Basada en hechos reales, 'Pride' tiene una primera intención de profundizar en el conflicto político y social de los mineros y los homosexuales en Inglaterra en los 80, algo que pronto se convertirá en la excusa perfecta para centrarse en la idea principal de la cinta, basada en la unión que hace la fuerza y la solidaridad por una lucha común: la del derecho a que todo el mundo viva su vida con dignidad y sintiéndose orgulloso por ello.

Resulta curiosa y emotiva esta cinta, que nos retrotrae a un pasado reciente, y nos cuenta una serie de necesidades de la población, las cuales por desgracia, en algunas comunidades actualmente se continúan perpetuando, a pesar del beneplácito político. Rodada de forma luminosa y sin florituras narrativas, la película juega todas sus cartas al choque cultural entre los mineros y los urbanitas homosexuales, y gana al saber mostrar la evolución de sus relaciones, que van desde el rechazo más absoluto, hasta el apoyo mutuo, gracias a situaciones divertidas. La ternura  y la emoción de este entendimiento y el pequeño tinte de drama que supone encontrarse en una huelga como la que vivieron los mineros ingleses o enfrentarse a los inicios duros y descarnados del SIDA.



Para ello, Matthew Warchus consigue reunir a un reparto coral de grandes actores y actrices, con un encanto único para dar vida a todos estos personajes aparentemente sencillos y que acaban siendo fuertes en la pantalla, con nivel emocional y unas situaciones jocosas, tan reales como lo que nos cuenta.

Nos encontramos con grandes veteranos como Bill Nighy, Dominic West o Imelda Staunton, elegantes, y dando poder a la imagen y a la historia. Y un grupo de jóvenes actores británicos impresionantes y carismáticos.




En otro lugar, importante como banda sonora emocional, el ritmo de los ochenta, pulula por la historia, dando valor contextual, y emocional al espectador, que vivió todos esos temas de forma directa, haciendo de la película un placer visual y auditivo al unísono, con temas de los Pet Shop Boys, Bronsky Beat, Queen, entre otros.



Es interesante que nos fijemos en este tipo de “cine social”, que sin caer en el tremendismo, ni en la angustia, ni siquiera en la rudeza de las imágenes, cuenta una historia de personas que lucharon hace muy poco cronológicamente. Puede que resulte muy repetitivo el lema de la “unión hace la fuerza”, pero es la base de esta historia de seres anónimos, que por una idea ingeniosa y muy idealista, llegaron a unir esfuerzos, corazones y diferentes niveles de tolerancia, convergiendo en resultados y derechos; a veces los sueños se hacen hasta realidad. Conseguir el Orgullo (Pride) que el título proclama, a veces es sorprendente como se llega a consolidar.

No estamos ante una película redonda o perfecta, pero sí es un “cine social de comedia”, Se podría poner alguna clasificación a esta especie de “subgénero” al que algunos títulos previos ya nos tenían acostumbrados, como 'Full Monty' o 'Billy Elliot', donde se transmite ríos de solidaridad de sus personajes, elemento al que deberíamos estar más acostumbrados en nuestra propia vida, cosa que por desgracia no ocurre.